Valor para el pimentón sanjuanino

Con el apoyo de instituciones públicas y privadas, un grupo de pequeños productores de Valle Fértil, en San Juan, retomó el cultivo de pimientos para pimentón con foco en agregar valor y participar en la cadena productiva de principio a fin.

Vanina Lombardi  
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Agencia TSS – Técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Agraria (INTA), de la Estación Experimental Valle Fértil, en San Juan, están asesorando a productores de la zona para incorporar nuevas tecnologías y protocolos de producción en busca de mejorar la calidad del pimentón en la región, desarrollar la cadena de valor completa y potenciar la rentabilidad de quienes cultivan estos productos. Con ese objetivo, desarrollaron y recomiendan a los productores utilizar un sistema de secado al sol que protege a los productos de la tierra y la suciedad ambiental.

“Los productores suelen secar los pimientos en el suelo, pero de ese modo reciben tierra o pequeñas piedras que puedan volar en el ambiente”, explica Pablo Vitale, jefe de Agencia de Extensión Rural de INTA en Valle Fértil, y advierte que otra de las recomendaciones que están promoviendo para los productores de la zona es comenzar a trabajar con diferentes variedades de pimientos, en lugar de mezclar los productos, como suelen hacerlo. En particular, en la estación experimental del INTA recomiendan trabajar con dos variedades mejoradas genéticamente por el INTA, obtenidas a través de la clonación de las variedades existentes del pimiento en nuestro país. Se trata de las denominadas Yokavil INTA y Encalilla Alargado INTA.

“Hace 50 años se plantaba pimiento en grandes cantidades y era un producto que predominaba en la zona de Valle Fértil”, recuerda Ricardo Marcelo Vilanova, uno de los productores familiares de la zona. Vilanova destaca que en los últimos años se ha retomado esta actividad “porque ha vuelto a ser rentable y tratamos de que el valor agregado llegue directamente al productor; que en lugar de vender las vainas lo venda ya molido”, destaca.

Profesionales del INTA demuestran cómo funciona la trituradora de pimientos para pimentón, que estará disponible
para los pequeños productores de Valle Fértil, en San Juan.

“Actualmente, el valor de las vainas de pimiento sin procesar es de 35 pesos por kilo y la molienda duplica el precio, así que en góndola, uno sin adulterar debería costar entre 90 y 100 pesos”, puntualiza Vitale y dice que en el procesamiento de este producto no hay desperdicio ya que se muele completo, de modo que por cada kilo de vaina se obtiene un kilo de pimentón.

Para la molienda, los productores necesitaban contar con una trituradora y un molino. La primera ya fue fabricada por un taller metalúrgico de la zona, llamado La 15. “La trituradora fue instalada en un predio municipal y se está fabricando el molino, que también será ubicado en ese predio”, adelanta Vitale y asegura que, cuando las obras estén terminadas, los productores podrán utilizar los equipos libremente. Para eso, aclara el especialista del INTA, “se está desarrollando un protocolo de uso”, que establecerá el modo de compartir la infraestructura.

El proyecto comenzó con la plantación de pimientos en 2014 y se espera que en los próximos meses ya esté disponible la maquinaria de uso común para que los productores puedan procesar la cosecha de esta temporada. Inicialmente, se espera que lo producido se venda a granel y en el mercado interno, aunque los actores involucrados no descartan la posibilidad de avanzar en la comercialización envasada, de modo de completar la cadena de producción.

Ricardo Marcelo Vilanova, uno de los productores familiares de Valle Fértil que ya está produciendo pimentón de
calidad para el mercado local.

Además de contar con la coordinación y el asesoramiento del INTA, en conjunto con la Municipalidad de Valle Fértil (que entre otras cosas puso a disposición su tractor y sus implementos de labranza para la preparación de suelos y cedió en comodato un edificio para montar la planta de producción de pimentón), este proyecto también tuvo el apoyo de otras instituciones y programas de promoción industrial.

Entre ellos, el Programa de Desarrollo de Áreas Rurales (PRODEAR, co-ejecutado en San Juan por la Unidad para el Cambio Rural –UCAR– y el Ministerio de la Producción y Desarrollo Económico de la Provincia de San Juan) otorgó el financiamiento para obtener la trituradora, el molino y los secaderos, entre otros; y el Proyecto de Asistencia Integral para el Agregado de Valor en Agroalimentos (PROCAL), que colaboró con la comercialización, mediante un estudio de mercado y ayuda para habilitar la sala de procesamiento y generar una marca para el producto.

“Todo esto se ha podido lograr gracias al apoyo de todas esas instituciones”, destaca Vilanova y agrega que también contaron con el apoyo de algunos centros educativos, como la Escuela Sargento Cabral, que puso a disposición su vivero para hacer almácigos, y la Escuela Agrotécnica, que ayudó con las herramientas y el predio. “El asesoramiento técnico es muy importante para los productores, ya sea por las plagas de insectos o malezas, o para dar valor agregado y avanzar en la comercialización. Este tipo de ayuda le ha venido muy bien al productor para animarse a participar en este tipo de iniciativas”, concluye Vitale.