Un investigador trabaja desde hace cuatro años en una interfaz cerebro-computadora como alternativa a técnicas invasivas. El desarrollo podría aplicarse a tratamientos médicos y al control de dispositivos mediante señales cerebrales.
Un investigador trabaja desde hace cuatro años en una interfaz cerebro-computadora como alternativa a técnicas invasivas. El desarrollo podría aplicarse a tratamientos médicos y al control de dispositivos mediante señales cerebrales.