Desde fines de la década de los 80 no se desarrollan nuevos antibióticos más poderosos, lo que generó un vacío frente a la aparición de bacterias cada vez más resistentes que reducen las posibilidades de tratamiento en pacientes infectados.
Desde fines de la década de los 80 no se desarrollan nuevos antibióticos más poderosos, lo que generó un vacío frente a la aparición de bacterias cada vez más resistentes que reducen las posibilidades de tratamiento en pacientes infectados.