El físico Andrés Kreiner, secretario general de la Asociación de Profesionales de la Comisión de Energía Atómica, considera que la decisión del Gobierno de pasar a una tecnología de uranio enriquecido implicará perder capacidades humanas y materiales que la Argentina construyó a lo largo de unos 60 años. Según el especialista, la situación en el sector nuclear impulsa una fuga de cerebros al igual que en el resto del sistema científico-tecnológico.