La Corte Suprema de la Provincia de Entre Ríos resolvió detener la construcción de un barrio privado debido al impacto ambiental de este tipo de urbanizaciones, sobre todo por el riesgo de inundaciones que implicaría para zonas del municipio de Gualeguaychú lindantes con el emprendimiento.
Agencia TSS – A partir de un fallo de la Corte Suprema de la Provincia de Entre Ríos, la constructora de un barrio privado deberá reestablecer el ambiente en la zona intervenida al estado previo a que empezara su construcción. De esta forma, en un plazo de 180 días, la empresa Altos de Unzué, titular del emprendimiento, deberá volver a su estado original a la cota del terreno, que había sido rellenada hasta los 6,5 metros en las calles internas y hasta 7,5 metros en los pisos de las casas.
En el emprendimiento Amarras del Gualeguaychú, de 112 hectáreas, se habían puesto en venta 445 lotes y 220 casas, algunas de ellas con amarra propia para embarcaciones, más un hotel con 150 plazas, ubicados dentro del valle de inundación del río Gualeguaychú. Su emplazamiento era en el municipio Pueblo General Belgrano, creado en 2007, un año antes de que se constituyera la empresa constructora.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación, en un fallo de julio del año 2019, había pedido que la causa en contra del emprendimiento siguiera su trámite en la Justicia provincial con el argumento de “in dubio pro natura”, mediante el cual, al no poder asegurarse con certeza que la construcción no genere daños ambientales, se debería decidir paralizarla para preservar la naturaleza y las cuencas de los ríos. Este fallo se dio luego de la tercera sentencia a favor del emprendimiento que había dictado el Superior Tribunal de Justicia entrerriano.
La resistencia a la construcción del emprendimiento inmobiliario surgió con fuerza en la ciudad vecina de Gualeguaychú, adonde todas las fuerzas políticas se opusieron a la construcción. También hubo manifestaciones de ciudadanos, especialmente luego de que en 2015 muchos pobladores de esa ciudad sufrieran inundaciones y 150 debieran ser evacuados, mientras que los terrenos del Amarras seguían secos. Con el objetivo de evitar este tipo de eventos, Gualeguaychú inició desde hace varios un proceso de desafectación de uso de las tierras linderas a los ríos.
En el año 2016, la Municipalidad de Gualeguaychú encargó un estudio de impacto ambiental a profesionales de la Universidad Nacional de La Plata y de la Universidad Tecnológica Nacional Regional Entre Ríos, entre los que se encontraban el ingeniero Pablo Romanazzi, especializado en Hidrología, quien le dijo a TSS: “Hicimos una modelación matemática y comprobamos que, si bien la influencia del proyecto Amarras no era determinante, como habían determinado los anteriores estudios, el problema era que después de Amarras venían siete u ocho barrios similares. Entonces, lo que hicimos con Patricio Naradowski, que hizo todo el estudio ambiental y social del informe, fue simular qué valle queríamos ver en los próximos 50 años. Cuando pusimos en situación sobre margen izquierda todos los emprendimientos que estaban proyectados, el bloqueo pasaba a ser muy preponderante y no solamente se inundaba Gualeguaychú, sino también ellos mismos. Las viviendas que estaban promoviendo como nuevos asentamientos náuticos tenían, en algunas de las simulaciones con crecidas simultánea del Uruguay y el Gualeguaychú, casi un metro y medio de agua adentro de sus viviendas. Eso fue lo que nosotros llevamos a una audiencia pública allá por el año 2016 y que han tomado los jueces para fallar a favor de la Municipalidad de Gualeguaychú”.
En el informe se sostiene que “los propios compradores de lotes en el emprendimiento deberían asegurarse de que no haya nuevos proyectos aledaños, cosa imposible, porque hasta una nueva ley que lo prohibiese sería judicializable”.
Cuando los ríos aumentan su caudal de forma repentina, los valles de inundación funcionan como una esponja que absorbe parte de esa agua y también ralentiza su flujo aguas abajo. El hecho de impermeabilizar una de las márgenes del río con áreas elevadas artificialmente no le permitiría al al río una expansión hacia ese lateral, lo que recargaría la otra margen, adonde se encuentra el casco urbano de Gualeguaychú.
Consultado sobre por qué fue tan difícil frenar la construcción del barrio ante la evidencia sobre las consecuencias que podría tener, Romanazzi dijo: “En un primer momento el proyecto tuvo mucho apoyo político, a tal punto que el municipio en el cual se emplaza el barrio fue creado específicamente para alojar a estos barrios y así se generó una nueva jurisdicción con otra reglamentación. Eso se llevó puestas todas las leyes provinciales, las nacionales y también la lógica que indica que cualquier intervención humana sin ningún tipo de previsión a futuro tiene sus consecuencias”.
23 sep 2021
Temas: Ambiente, Entre Ríos, Hidrología, Inundaciones, Urbanizaciones