Paneles para la casa propia

Investigadores de la UTN en Santa Fe desarrollaron un sistema de construcción para viviendas basado en cemento y residuos de madera. El proyecto se inició para un programa del Ministerio de Desarrollo Social pero existen dudas sobre su continuidad.

Matías Alonso  
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Agencia TSS – En la Argentina existe un déficit habitacional de cerca de tres millones y medio de viviendas y, solo en el área metropolitana de la Ciudad de Buenos Aires, hay dos millones y medio de personas que viven en construcciones precarias, según datos de la Subsecretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda de la Nación. Parte del problema pasa por la dificultad de encontrar terrenos disponibles, pero también por los costos vinculados a la construcción. Con el objetivo de contribuir a la solución de esta segunda problemática, el Centro de Investigación y Desarrollo para la Construcción y la Vivienda (CECOVI) de la Facultad Regional Santa Fe de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) encaró el diseño y la producción de paneles para la construcción de viviendas sociales.

El proyecto nació para el programa Ellas Hacen, del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, creado en el año 2013 para brindar capacitación en oficios a jefas de familia en situación vulnerable, que les permitiera acceder a oportunidades de trabajo y autoconstrucción de su vivienda.

En función de este objetivo, la iniciativa se basó en la premisa de obtener paneles de construcción modular, económicos y livianos. Así, los paneles desarrollados en la UTN —hechos de cemento y madera— pesan 15 kilos, pensado para que puedan ser levantados entre dos mujeres.

La madera utilizada es una lana de álamo que es común encontrar en el fondo de los cajones de fruta para evitar magulladuras durante el traslado. Si bien en esta primera etapa se buscó usar una sola especie de madera, el proyecto prevé que, en una segunda instancia, se puedan utilizar residuos de la poda de diversos árboles.

En el desarrollo fue necesario atacar ciertas propiedades de la madera, esencialmente sus azúcares, para que no afectara la reacción química del cemento y este pudiera solidificarse sin problemas aprovechando el entramado de la fibra de la madera, pero con cuidado de no debilitarla.

En el desarrollo fue necesario atacar ciertas propiedades de la madera, esencialmente sus azúcares, para que no
afectara la reacción química del cemento.

Durante la fabricación, una vez lograda una pasta homogénea, se procede a volcarla en moldes para hacer los paneles. Todo el proceso está pensado para ser puesto en práctica en la obra. Los paneles están diseñados para ser insertados en una estructura de columnas metálicas y perfiles intermedios, que luego quedan ocultos por los paneles, que se deslizan por esta estructura. Esto permite una construcción simple, rápida y económica. “Se diseñó un sistema de montaje para facilitar las tareas, ya que pensamos en equipos que no tengan formación en construcción”, explica el ingeniero Alfredo Marcipar, director del Área de Gestión e Innovación del CECOVI.

Los paneles, de 10 centímetros de espesor, ofrecen un aislamiento térmico equivalente a una pared de 30 centímetros de ancho. Además, son resistentes al fuego y a la degradación climática y biológica.

Actualmente, hay dos prototipos en curso: uno de ellos está montado y terminado en un predio de la UTN en Santa Fe, mientras que el otro está en proceso de armado en la ciudad de San Nicolás. Ambos servirán para probar si las características de diseño se pueden verificar en la realidad y además serán módulos de aulas. Una vez finalizada esta etapa se llegaría al final de las actividades enmarcadas dentro de este proyecto del Ministerio de Desarrollo Social. “Lo que hicimos fue cumplir con nuestra documentación y enviarla al Ministerio de Desarrollo Social, pero todavía no hemos tenido respuesta”, dice Marcipar. Y agrega: “Está todo documentado y entregado, con los manuales de cada etapa. Hoy el conocimiento le pertenece al Estado, que puede reproducirlo”. Además, el equipo de trabajo del CECOVI está editando el material para publicarlo con el fin de socializar la experiencia y compartir los conocimientos adquiridos.

Marcipar rescata la motivación con que trabajaron, pero también manifiesta cierta incertidumbre sobre la continuidad de la iniciativa: “Cuando aparece alguien que inyecta recursos y motivación, todo va bien, pero, cuando terminamos este proyecto, el programa Ellas Hacen no tenía asegurada su continuidad, por lo que uno se queda con el sinsabor de no saber qué va a pasar de ahora en adelante”.

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