Los motores brushless superan la eficiencia de los motores eléctricos al eliminar las escobillas y controlar la energía a través de microprocesadores. Un ingeniero electrónico argentino diseñó un motor de este tipo y lo produce en el país. Por Matías Alonso
Es un motor con una excelente eficiencia en el uso de la energía. Tiene menos desgaste, menos ruido y mantenimiento que un motor eléctrico común. En estos motores el bobinado está quieto, por lo que la inercia del motor es mucho más baja que en un motor donde el bobinado, que es la parte más pesada del motor, se mueve. Además, tienen una muy buena relación entre potencia, volumen y peso.
El diseñador de este motor es Rodrigo Alcoberro, de 40 años, un ingeniero electrónico formado en la Universidad Tecnológica Nacional que trabajó durante seis años en un grupo de investigación en inteligencia artificial. Pero desde su niñez tuvo ganas de hacer un automóvil eléctrico y el primer paso para eso es tener un motor que pueda aprovechar toda la energía que se encuentre en las baterías. Con ese objetivo en mente, en 2004 empezó a diseñar un motor.
Durante su carrera, Alcoberro se especializó en procesamiento digital de señales y robótica móvil, lo que lo ayudó a desarrollar, posteriormente, el controlador de este motor brushless (“sin escobillas”, en inglés). En este tipo de motores la conmutación de las bobinas –proceso que hace girar el rotor del motor a partir de la conmutación de campos magnéticos– se hace de manera electrónica controlada por un microprocesador. Para lograr esto es necesario saber en qué posición se encuentra el rotor para dar la señal al siguiente campo.
Tradicionalmente, las escobillas establecen la conexión eléctrica con la bobina de un motor y deben ser reemplazadas periódicamente debido al desgaste que produce el rozamiento. En cambio, en este tipo de motores se elimina esta desventaja y el único rozamiento está en los rulemanes, que tienen una vida útil de miles de horas.
Tanto el motor como el controlador se presentaron en los concursos Innovar 2011 y 2012 –organizados por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva– y fueron seleccionados para formar parte de la muestra y del catálogo. “En lo personal fue una experiencia muy buena, que me permitió conectarme con mucha gente”, explica Alcoberro en su casa de Ciudad Evita, en la provincia de Buenos Aires. En Innovar hay una sección de artefactos eléctricos como bicicletas y plataformas móviles que necesitan de motorización eficiente, por lo que la presentación de su motor eléctrico le permitió ponerse en contacto con otros emprendedores que pueden convertirse en sus clientes.
Revolución técnica
Alcoberro asegura que la eficiencia por diseño del motor que desarrolló es mayor al 90 por ciento. Y logra su torque a muy pocas vueltas, por lo que no es necesario usar una reducción para la transmisión. Por ejemplo, suelen usarse para impulsar paramotores, es decir, parapentes motorizados, donde la hélice se agarra directamente en el eje del motor. Actualmente vende estos motores bajo la marca Ar Motors y tiene un plan de industrialización en base a la evolución de la demanda.
El primer mercado donde se está viendo la potencialidad de estos motores es en el de las motos livianas y bicicletas con motor. En cuanto a la posibilidad de insertarse en la industria autopartista, Alcoberro indica que “cualquier revolución técnica redistribuye a los jugadores y ahí es donde países menos desarrollados, como la Argentina, se pueden sumar”. Es decir, cuando llega un cambio de tecnología se crea espacio para productores de nicho. “Si la Argentina flexibiliza algunas cosas en cuanto a homologación se podrían generar empresas chicas que podrían hacer, por ejemplo, vehículos ciudadanos”, dice.
En la Argentina no está contemplada la motorización eléctrica para vehículos que circulen por calle. Desde la Asociación Argentina de Vehículos Eléctricos y Alternativos (AAVEA) se está impulsando un documento para hacer un proyecto de ley que incluya la posibilidad de generar la categoría de vehículos livianos que no necesiten completar todas las homologaciones que deben cumplir los automóviles tradicionales. En el mundo los automóviles de motorización eléctrica representan cerca de un 2 por ciento del mercado, ya sea como híbridos o como vehículos totalmente eléctricos. Pero en países como Japón o Estados Unidos representan un 28 y un 26 por ciento, respectivamente, del parque automotor y con un importante crecimiento.
Uno de los aspectos que destaca su diseñador es la importancia de que todos los componentes son diseñados y producidos localmente. Y señala que la fabricación local de un motor de este tipo supone una ventaja estratégica, sobre todo en función de la tendencia a la motorización eléctrica que está tomando la industria automotriz. “Si queremos hacer autos eléctricos el día de mañana tenemos que desarrollar la tecnología de base. No son cosas imposibles de hacer en la Argentina”, concluye Alcoberro.
17 sep 2013
Temas: Consurso Innovar, Industria Automotriz, Ingeniería, Sustitución de importaciones