Una empresa que importaba sistemas de limpieza automática para calzado en áreas industriales comenzó a fabricar localmente dos modelos, uno con cepillos secos y otro con inyectores de agua. Actualmente, el emprendimiento es incubado en la UNSAM.
Agencia TSS – Corría el año 2010 cuando un importador de maquinarias industriales comenzó a tener problemas para traer los productos que le pedían sus clientes. Estos productos (marca Heute) eran máquinas provenientes de Alemania, diseñadas para limpiar los zapatos en controles sanitarios para áreas limpias de la industria alimentaria y farmacéutica. Esta dificultad lo obligó a conocer mejor la máquina y descubrió que existía la posibilidad de fabricar estos dispositivos localmente.
Este sistema de limpieza consiste en una superficie sobre la que el operario debe pararse y un conjunto de cepillos accionados por un motor eléctrico, que permiten limpiar la base y el costado del calzado. Hay un modelo que funciona con los cepillos secos y otro provisto de inyectores de agua que los mantiene húmedos en función del tipo de residuos que haya en la industria. En ambos casos, los componentes utilizados son nacionales.
Los sistemas fueron desarrollados por la empresa Grupo Merlim. “Cuando surgió el problema de las restricciones a la importación, que a mí me pareció perfecto, se dio la necesidad de hacer estas máquinas acá. Me puse a estudiarlas y me pareció que era posible, aunque nosotros hacemos con alambre lo mismo que los alemanes hacen con tecnología espacial», dice Walter Merlo, de Grupo Merlim. Así fue como comenzaron a fabricar un equipo y lo empezaron a ofrecer.
El proyecto inicial había surgido por pedido de un frigorífico que necesitaba tener un control sanitario para poder exportar sus productos –dado que estos sistemas son obligatorios por normas internacionales de seguridad e higiene–. La limpieza se hacía por medio de unas bateas y cepillos manuales, pero surgía el problema de que algunos empleados no le prestaban suficiente atención al proceso, por lo que apenas mojaban la bota o se quedaban conversando sobre la batea sin efectuar ninguna limpieza y eso afectaba el proceso de producción. Frente a esta situación y las dificultades para importar los productos alemanes, Merlo diseñó esta superficie de paso obligado que se activa automáticamente y funciona por cuarenta segundos para hacer la limpieza sin depender de la voluntad del empleado.
El producto local incorporó modificaciones a medida para proveer a clientes que no estaban en carpeta. Una empresa metalúrgica de Rosario fue la que compró el prototipo original y su necesidad no estaba relacionada con el control sanitario, sino que la escoria que salpicaba producto de la fundición de metales quedaba incrustada en las botas de los operarios y era llevada al área de mantenimiento, donde se hacen matrices en torno. Esa escoria llegó a arruinar matrices y romper herramientas de precisión, por lo que al ver este producto pidieron por un producto con mayor potencia. Así fue como se desarrolló una variante con un motor trifásico de un caballo y cepillos más fuertes. Actualmente, la firma lo tiene operando en su fábrica y han encargado tres equipos más para una ampliación de la planta que tienen proyectada.
Otra adaptación que se incluyó por la diferencia entre sus clientes es que, en el caso de los laboratorios, deben auditar la disposición de sus residuos, por lo que el agua que se usa para la limpieza con esta plataforma debe ser almacenada en bidones especiales, mientras que en industria alimentaria el agua es reciclada para volver a circular por la máquina.
El desarrollo llevó a que investigaran diferentes materiales para los cepillos, porque los de goma desprendían partículas que podían ensuciar la bota y había diferentes tipos de plástico que se deformaban. Finalmente, se utilizó PVC, ya que no se deforma ni desprende partículas.
Actualmente, el emprendimiento de Grupo Merlim está siendo incubado en la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) para mejorar su plan de negocios y el proceso de comercialización. “Vine a la UNSAM –cuenta Merlo– porque soy exalumno y porque tengo el taller en San Martín. Hemos estado en exposiciones con gente de Bolivia y Paraguay, que se mostraron muy interesados en el producto y ya saqué el código arancelario en AFIP para exportar”.
14 abr 2016
Temas: Desarrollo industrial, Higiene, Industria, Limpieza, Sustitución de importaciones, UNSAM