Feliú Mójer: “Hay que romper con los estereotipos de quiénes hacen ciencia”

La bióloga y comunicadora científica puertorriqueña ganó el premio “Avance del año 2021” en la cumbre científica Falling Walls, realizada en Berlín. TSS conversó con ella sobre el proyecto “Aquí nos cuidamos”, una iniciativa que brinda información basada en evidencia sobre COVID-19, construida en conjunto con comunidades vulnerables de Puerto Rico.

Por Nadia Luna  
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Agencia TSS – “¡Con que así se sienten los atletas olímpicos cuando suben al podio!”, le comentó la científica puertorriqueña Mónica Feliú Mójer a un colega, luego de ganar el premio “Avance del año 2021” en la cumbre científica Falling Walls, realizada del 7 al 9 de noviembre en Berlín, Alemania. El encuentro se realiza todos los años en el aniversario de la caída del muro de Berlín (9 de noviembre de 1989) y convoca a investigadores y emprendedores de todo el mundo a presentar sus proyectos científicos y tecnológicos, y a debatir sobre diversos tópicos con el objetivo de responder una pregunta: ¿Cuáles son los próximos muros a derribar en la ciencia y la sociedad?

Mónica Feliú Mójer pasó su infancia en una comunidad rural de Vega Alta, en Puerto Rico. Allí creció rodeada de naturaleza y animales de granja, lo que terminó derivando en su amor por la biología. Sin embargo, ella sentía que recién había conocido a una científica por primera vez cuando comenzó la universidad. “Luego, reflexionando y rompiendo los esquemas mentales que uno se forma, supe que al primer científico lo conocí de pequeña. En mi barrio había un señor que venía a casa a ayudar con los animales y otros quehaceres. Solo había llegado hasta segundo grado de primaria pero sabía más de plantas, de animales y del clima que cualquiera con doctorado que he conocido”, asegura hoy la investigadora.

Feliú Mójer es doctora en Neurobiología (Universidad de Harvard) y comunicadora científica en la organización Ciencia Puerto Rico (CienciaPR), una comunidad global que abarca a más de 15.000 científicos, estudiantes, educadores y especialistas de diversos sectores, cuyo objetivo es poner a la ciencia al servicio de ese país.

La semana pasada, en la cumbre organizada por la fundación alemana Falling Walls, la investigadora presentó “Aquí nos cuidamos”, una iniciativa que promueve la prevención de COVID-19 y el bienestar de las comunidades vulnerables y marginadas de Puerto Rico a través de la elaboración de contenido educativo desarrollado en conjunto con ellas, que resultó ganador de la categoría “Science Engagement” (compromiso científico).

Feliú Mójer es doctora en Neurobiología (Universidad de Harvard) y comunicadora científica en la organización Ciencia Puerto Rico (CienciaPR), una comunidad global que abarca a más de 15.000 científicos, estudiantes, educadores y especialistas de diversos sectores.

TSS asistió a la cumbre y conversó con la investigadora sobre el trabajo que realizan expertos de diversas disciplinas para brindar a las comunidades información basada en evidencia sobre el mayor problema mundial de salud pública y articulando con líderes comunitarios para atravesar, de alguna manera, los muros entre la ciencia y la sociedad.

¿Cómo surgió Ciencia Puerto Rico?

CienciaPR surgió en el año 2006, cuando uno de nuestros fundadores, Daniel Colón Ramos, estaba haciendo un posdoctorado en California, en Estados Unidos. Él tenía la necesidad de conectar con otros científicos y científicas puertorriqueños y era una época en la que redes sociales como Facebook y Twitter recién estaban empezando. Entonces, decidió crear una plataforma virtual que ayudara a las personas que tenían un interés en la ciencia de Puerto Rico a conectarse y formar una comunidad. Yo en ese momento vivía en Boston y, cuando lo conocí a él y me contó su idea, vi una oportunidad que llevaba dos años buscando. Cuando yo me fui de Puerto Rico para hacer mi doctorado, siempre tuve el interés de poder regresar para aportar al avance de la ciencia en mi país. Pero luego me di cuenta de que iban a pasar varios años hasta que terminara mi doctorado y regresara, pero encontré la manera de hacerlo a través de CienciaPR.

¿Cómo se compone la organización?

Lo que nos une a todos es ese interés por la ciencia y por Puerto Rico. No todos son puertorriqueños yno todos son científicos. Nos hemos organizado en tres áreas programáticas: la comunicación y divulgación de la ciencia, incluyendo proyectos de impacto comunitario; la educación a nivel escolar; y el apoyo al desarrollo profesional de científicos y científicas en formación. Aprovechamos el conocimiento colectivo de esta red, que es geográficamente dispersa y súper diversa. Hoy tenemos más de 15.000 personas en diferentes partes del mundo. Esencialmente, lo que queremos es poner la ciencia al servicio de Puerto Rico y promover la participación cívica de los científicos.

En la presentación contó que, para llevar adelante la iniciativa “Aquí nos cuidamos”, articularon acciones con líderes comunitarios. ¿Quiénes ocuparon ese rol?

Son personas que trabajan a nivel local, que viven en esas comunidades. La mayoría no son científicos. Uno de los objetivos de “Aquí nos cuidamos” es reconocer a estos líderes comunitarios como expertos en ciencia porque, aunque no tenga una formación académica, tienen un saber popular que han desarrollado sistemáticamente. Lo que pasa es que estas personas no lo hacen dentro de un marco académico, sino que lo hacen en el día a día, en sus comunidades. Por eso, nosotros creemos que para que la ciencia realmente sea una herramienta para la justicia social, tenemos que romper con los estereotipos de quiénes son los que hacen ciencia.

“Aquí nos cuidamos” es una iniciativa que promueve la prevención de COVID-19 y el bienestar de las comunidades vulnerables y marginadas de Puerto Rico a través de la elaboración de contenido educativo desarrollado en conjunto con ellas.

¿A qué comunidades definen en Puerto Rico como vulnerables o marginadas?

En Puerto Rico, se considera población vulnerable o marginada a comunidades muy diversas. Por ejemplo, los niños, ancianos, mujeres, inmigrantes, personas afrodescendientes, personas que no tienen hogar, que tienen algún tipo de discapacidad o diversidad funcional, personas de la comunidad LGBT. Además, la mayoría de las personas que son consideradas vulnerables viven en la intersección de marginaciones. Una mujer pobre y afrodescendiente, por ejemplo, tiene una situación compleja.

¿El proyecto “Aquí nos cuidamos” surgió con la pandemia?

Sí. Una de las cosas que CienciaPR ha hecho desde el principio es conectar a la comunidad científica con los medios de comunicación. Esa necesidad se intensificó con la pandemia, al igual que el interés de los medios por tener científicos explicando qué estaba pasando. Yo estaba haciendo muchas entrevistas y a veces era frustrante saber que había muchas personas que no tenían acceso a buena información. Un viernes, al final de una semana intensa, un familiar me llamó con muchas preguntas que yo llevaba toda la semana contestando. Cuando terminé, me dije: “Voy a crear un kit para que cualquier persona pueda hacer lo que yo estoy haciendo. Que tengan información a mano para que puedan educar y contestar preguntas”. Le compartí la idea a la directora ejecutiva de la organización y escribimos la propuesta para buscar fondos, que vienen primordialmente de la Simons Foundation, que apoya proyectos de divulgación científica, y de una beca que tengo del Emerson Collective para poder dedicarme al proyecto.

¿Qué herramientas informativas brinda el proyecto?

Creamos una colección multimedia de contenido educativo. Los videos están en español y en lenguaje de señas. La comunidad sorda está particularmente invisibilizada porque muchas veces carece de acceso a intérpretes para servicios básicos como comprar comida o tener atención médica. Los videos y audios se están usando como mensajes de servicio público en estaciones de televisión y radio. Además, las guaguas (buses) los reproducen por un altoparlante y llevan el mensaje por toda la comunidad. También tenemos infografías, guías y manuales. Decidimos usar diversas estrategias porque sabemos que no todos consumen información de la misma manera ni tienen acceso a los medios digitales. Para elaborarlas, trabajamos en conjunto con las comunidades desde el principio para entender cuáles eran las necesidades y las preguntas que tenían.

¿Y cuáles fueron las necesidades más recurrentes?

Tienen que ver con las cuatro campañas que desarrollamos. La primera se llamó “Haz un bembé digital”. Bembé es una fiesta. La idea era aprovechar las herramientas digitales para celebrar las navidades porque, en Puerto Rico, culturalmente son súper importantes. La gente suele reunirse y hacer fiestas, pero en 2020 no podíamos porque todavía no había vacunas. Entonces, quisimos promover maneras en las que la gente podía celebrar de manera segura. La segunda campaña es “Distancia física, no social”, y se enfoca en cuestiones de prevención de la COVID. Acá queríamos enfatizar la idea de que había maneras de mantener la conexión social sin encontrarse. La tercera campaña es “Vacúnate por tí y por mí”, que promueve la vacunación como un acto solidario. Y la última se enfoca en salud mental, que es un tema que las comunidades indicaron como preocupación principal.

Falling Walls se realiza todos los años en el aniversario de la caída del muro de Berlín y convoca a investigadores y emprendedores de todo el mundo a presentar sus proyectos científicos y tecnológicos.

¿Tuvieron alguna dificultad para implementarlas?

Cuando las creamos, la gente nos decía “está súper linda la campaña”, pero nosotros queríamos que las usaran. Nos dimos cuenta que teníamos que enseñarle a la gente cómo usarlas y empezamos a hacer talleres con líderes comunitarios, epidemiólogos y salubristas. Creamos un programa de embajadores comunitarios, los hemos capacitado para que puedan usar la colección y les hemos dado fondos para que puedan implementar proyectos, como talleres de salud mental. En los últimos cuatro años, con todo lo que ha pasado en Puerto Rico, muchas veces ellos son la primera línea de respuesta y a veces la única que tienen estas comunidades.

Una vez aceitados esos mecanismos, ¿qué resultados obtuvieron?

Nosotros estimamos que hemos alcanzado a más de 200.000 personas en Puerto Rico y hemos capacitado a más de 200 líderes comunitarios a través de los diversos talleres. Tenemos colaboraciones con 17 organizaciones públicas y privadas. También logramos un acuerdo colaborativo con la Cámara de Representantes de la Legislatura, que está usando nuestro contenido. Todo el material es gratis, se puede descargar y modificar. Pero, para mí, el mayor impacto es la relación que hemos establecido con los líderes comunitarios. Son relaciones que van a trascender el proyecto y que han hecho que la ciencia se sienta como algo accesible para más personas. Estos líderes hacen mucho y en general son voluntarios, lo hacen por amor a su gente. Al visibilizar su trabajo, es como ir de vuelta a la raíz. Muchas veces, ante una crisis, buscamos soluciones tecnológicas complejas cuando algunas están en algo que los puertorriqueños siempre hemos tenido: la solidaridad. Reconocer que la solución para muchos de nuestros problemas está en nuestras comunidades y romper con los esquemas de quién es el experto es lo más grande que hemos logrado.

¿Cómo sigue la iniciativa?

Como continuación de este proyecto, vamos a empezar otro que se va a llamar “Laboratorio de ciencia comunitaria”. Lo que queremos hacer es establecer la infraestructura para poder continuar capacitando a líderes comunitarios para implementar proyectos científicos. La idea es partir de las necesidades de las comunidades y construir sobre el conocimiento que ya tienen, ampliando sur redes de contacto, enseñándoles cómo solicitar fondos y ejecutar proyectos.

Embajadores comunitarios y parte del equipo de «Aquí nos cuidamos» en una de sus reuniones virtuales.

En su presentación, comentó que los gobiernos que ha tenido Puerto Rico, más que asistir a las necesidades del pueblo, suelen sumar complicaciones a algunos problemas de la sociedad. ¿Lograron alguna articulación con el ámbito político?

En Puerto Rico hay un historial largo de autogestión comunitaria, justamente por la gran incompetencia gubernamental. Nosotros hemos colaborado con el Gobierno en algunas cosas, pero no mucho, aunque me da esperanza que con la pandemia eso va a cambiar. Por ejemplo, el gobernador actual de Puerto Rico comenzó su mandato en enero y nombró una coalición científica, un grupo de expertos y expertas en ciencia y salud pública. Es un grupo independiente y jamás pensé que eso iba a suceder. El gobernador anterior tenía el Medical Task Force, pero estaba compuesto por personas que tenían filiaciones al partido. Recientemente, se han implementando políticas públicas basadas en evidencia y hoy el país tiene la tasa más alta de vacunación de los Estados Unidos y sus jurisdicciones. En parte, gracias a que el gobierno ha escuchado a la ciencia. Así que espero que luego de la pandemia haya más apertura para mejorar este vínculo.

¿Qué significa haber ganado este reconocimiento?

Ha sido increíble, no solamente tener la oportunidad de representar a Puerto Rico, sino también representar a mi equipo, porque esto es algo que no he construido sola. Con nuestro proyecto buscamos dar a la gente la esperanza de que podemos usar la ciencia y la solidaridad como herramientas para salir de esta situación difícil. Para mí, es importante que la gente sepa que desde Puerto Rico estamos gestando soluciones. Las estrategias que desarrollamos pueden utilizarse en cualquier otro país, sobre todo de la región, donde hay necesidades similares.

¿Por qué es importante comunicar la ciencia?

Cuando decidí que me iba a ir de Puerto Rico para continuar mi carrera, tenía por seguro que quería encontrar formas de aportar al avance de la ciencia en mi país. La ciencia permite vivir dignamente y construir el país que nos merecemos. Y, para mí, la comunicación científica sirve para lograr ese objetivo. Es una herramienta de justicia social, es una forma de expresar mi identidad, de conectar la ciencia con mi cultura.

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