El Plan Bio superó los cien mil litros mensuales de aceite vegetal usado recolectado para su conversión en biodiesel. Su venta se convierte en aportes a organizaciones benéficas locales.
Existen dos problemas ambientales con una solución en común. Por un lado el aceite vegetal usado en frituras debe ser desechado de tal manera que no contamine las napas de agua, por otro, los medios de transporte necesitan combustibles que sean más sustentables que los derivados del petróleo. Con este problema en la mira, en 2008 se creó el Plan Bio de la provincia de Buenos Aires, para hacer que el aceite de cocina usado pueda ser reutilizado como biodiesel para el transporte. Al presente se recolecta más de cien mil litros mensuales.
El programa promueve una serie de convenios entre la provincia de Buenos Aires y los municipios, convenios entre los municipios, una empresa que recolecta el aceite usado y organizaciones benéficas que funcionan como centros de acopio. Estas organizaciones son las beneficiarias de la venta del aceite usado.
El plan funciona a partir de la donación de vecinos, restaurantes e industrias, que entregan el aceite comestible usado a distintas entidades sociales donde luego es recolectado por una empresa autorizada por la Secretaría de Energía de la Nación, en este caso RBA Ambiental.
Además, hay restaurantes que por su volumen de producción también funcionan como centros de acopio, pero la venta del aceite que producen también es entregada a las organizaciones benéficas. A cambio, los restaurantes reciben como beneficio la recolección de este contaminante especial sin cargo. La recolectora hace el acopio mensual y lleva un registro de los litros recibidos. Cada mes por medio hace una rendición, que se traduce en pesos que recibe la organización benéfica. La mayoría de estas organizaciones son hogares de niños, de ancianos, talleres especiales o algún otro tipo de organización que realice actividad benéfica dentro del municipio. Hoy se paga alrededor de cincuenta centavos el litro de aceite recolectado.
“Actualmente esta empresa recolectora está vendiendo el aceite a una empresa elaboradora de biodiesel de Santa Fe, ya que ellos están cambiando su tecnología de producción”, explica la ingeniera Natalia Raffaeli, coordinadora técnica del Plan Bio.
El biodiesel produce una cantidad de dióxido de carbono similar a la del diesel regular, pero se considera que durante el crecimiento de la planta que dio lugar a ese aceite se capturó una cantidad de dióxido de carbono equivalente a la liberada durante su combustión, por lo que se produce un balance de las emisiones. También es un paso adelante en el camino de la diversificación de la matriz energética.
Argentina es hoy uno de los mayores productores de biodiesel en el mundo. “Desde 2007 la capacidad instalada que se construyó para la producción de biodiesel y bioetanol alcanza aproximadamente a una tercera parte de la capacidad de producción de gasoil y naftas. O sea, que en siete años construimos el equivalente a la destilería de YPF en Ensenada”, explica Claudio Molina, director Ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno.