De Giusti: “Apuntaba al crecimiento y no a una gestión vegetativa”

Armando De Giusti renunció a la presidencia de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires al considerar que no podía continuar con el presupuesto asignado al organismo, menor al indispensable para sostener una política de crecimiento.

Por Matías Alonso  
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Agencia TSS Armando De Giusti asumió en febrero del año pasado como presidente de la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC) de la Provincia de Buenos Aires. Su renuncia, a fines de enero pasado y con menos de un año de gestión, sorprendió a más de uno y visibilizó el escaso presupuesto del que dispondrá el principal organismo bonaerense de ciencia y técnica.

De Giusti, un ingeniero con una amplia trayectoria académica que es el actual decano de la Facultad de Informática de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), decidió alejarse de la conducción de la CIC –ya fue reemplazado por el ingeniero Pablo Romanazzi– cuando su solicitud de mayor cantidad de fondos para el área de ciencia y técnica no tuvo eco en el presupuesto provincial, que le asignó 302 millones de pesos, un 37% más que en 2016, cuando fue de 219 millones de pesos. La cifra equivale a menos del 0,06% del presupuesto bonaerense y está lejos de los 400 millones de pesos que había solicitado la CIC.

“En términos absolutos, no es que nos dieron menos plata, sino que nos dieron un aumento vegetativo. Yo fui becario del CONICET a los 23 años y a los 28 ya era investigador de carrera. Toda la vida he trabajado dentro del sistema y consideré que no podía mantenerme en estas condiciones”, le dijo De Giusti a TSS, en una entrevista en la que profundizó en las razones de su renuncia y en la que habló sobre la necesidad de aumentar la inversión en el área y sobre lo que implicó la creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología bonaerense –a cargo de Jorge Elustondo– tras la separación de Producción, que se conformó como un ministerio separado.

¿Qué dejó su gestión frente a la CIC y qué expectativas tenía para este año?

La gestión 2016 tuvo su punto de partida en un presupuesto aprobado en 2015 que, en términos relativos, era bajo: el 0,06% del presupuesto provincial. En ese contexto, nosotros nos planteamos como eje principal la colaboración con las universidades, con el CONICET y con otros organismos de ciencia y técnica. Al mismo tiempo, la CIC tiene un sistema de centros de investigación que es una gran fortaleza: unos 25 centros en toda la provincia que, en general, son compartidos con las universidades o con el CONICET. Llevamos a cabo la política de asociar nuevos centros de investigación que dependían de las universidades para ampliar esta red de 25 a 53 centros, a través de un concurso abierto en el cual los centros de investigación de todas las universidades con sede en la provincia se postularon. También buscamos la incorporación de investigadores que tuvieran dedicación exclusiva en las universidades, es decir, que no tuviera un costo extra para la CIC, pero que quisieran intervenir como investigadores CIC con una serie de derechos y obligaciones. Así, se incorporaron 80 investigadores después de pasar por todos los filtros. Siempre trabajamos con la idea de que en 2017 daríamos un salto en cuanto al presupuesto para poder sostener esta línea de proyectos nuevos. Hicimos una convocatoria de proyectos orientados a las áreas prioritarias de la provincia, de la que surgieron más de sesenta iniciativas que van desde la fabricación de medicamentos a las alertas por inundaciones, las energías alternativas y la geología de costas. Siempre fuimos trabajando con el ministro Elustondo con la expectativa de que 2017 fuese el año de consolidación de estas políticas. En agosto hicimos una primera propuesta de plan operativo anual para este año, en el que incluimos algunas obras de infraestructura. Eso sumaba unos 560 millones de pesos. Nos pidieron que lo redujéramos lo más posible y sacamos toda la parte de infraestructura y una serie de instrumentos de financiamiento, con lo que quedamos en un número que para nosotros era el mínimo razonable para esta política de crecimiento: 400 millones de pesos. En términos relativos, significaba un salto desde el 0,06% del presupuesto provincial al 0,08%. No era gran cosa, pero era una señal muy importante para el sistema de ciencia y técnica.

¿Cuál fue la respuesta?

El presupuesto final que se aprobó es de 302 millones de pesos, que representa el 0,058% del presupuesto total de la provincia. Si bien desde el Ministerio de Economía de la Provincia de Buenos Aires nos transmitieron que esto se podría corregir durante el año y nos aproximaríamos a lo que habíamos solicitado, la gestión de ciencia y técnica tiene algunas invariantes muy difíciles modificar. Por ejemplo, se concursa para becas en octubre y se asignan en abril del año siguiente, por lo que, si no se cuenta con el presupuesto adecuado, no se pueden asignar todas las becas concursadas o bien no se les puede fijar un monto razonable. No se puede ajustar sobre la marcha. A veces, es difícil explicarles estas cosas a los asesores políticos, pero es realmente así. Por otro lado, el gesto político que esperaba era el de una consolidación de la idea de fomentar y fortalecer la ciencia y la tecnología. Todo el sistema político siempre dice que vivimos en una sociedad del conocimiento, que la ciencia y la tecnología son un diferencial y hacen más competitivas a las empresas y al país. Y como todos estamos de acuerdo, yo esperaba una mayor generosidad en la distribución presupuestaria. Por supuesto que entiendo las otras prioridades de la provincia, no lo discuto, pero mi rol es el de investigador.

«El gesto político que esperaba era el de una consolidación de la idea de fomentar y fortalecer la ciencia y la tecnología», dice De Giusti (derecha), en la foto junto a Jorge Elustondo, ministro de Ciencia y Tecnología de la Provincia de Buenos Aires.

¿Cómo tomó la decisión de renunciar?

A fin de diciembre decidí no hacerlo porque estaba el conflicto del CONICET y, honestamente, creía que no era correcto presentar una renuncia en ese momento. Soy investigador principal de este organismo y deseaba una solución a favor de los recursos para la ciencia y la tecnología, pero no quería intervenir como un elemento político más. Esperé a que el ministro Elustondo volviera de sus vacaciones y presenté mi renuncia en buenos términos. En lo formal, no profundicé en el tema presupuestario porque mi interés no es generar revuelo, pero creo que es una señal que el sistema político debe recoger de que el sistema científico, si se pretende que pueda satisfacer objetivos que todos calificamos de manera positiva, requiere un poco más de fondos por parte de la provincia.

¿Cómo está hoy la CIC?

La CIC siempre ha sido el órgano ejecutivo de las políticas de ciencia y tecnología a nivel provincial. Todos los becarios doctorales, los investigadores y los profesionales de apoyo, que suman más de 800 personas, dependen de la CIC, con lo cual el grueso del presupuesto de la gestión de ciencia y tecnología en la provincia está bajo su paraguas. El Ministerio de Ciencia y Tecnología está más orientado a la promoción y la difusión de la ciencia, y a la relación con los municipios. Son cosas importantes, pero no influyen en lo que yo llamaría la parte más dura de la gestión de política tecnológica. Hoy, la CIC no tiene problemas financieros ni se debe plata, está ordenada. Así también la recibí yo. No es un punto conflictivo desde el punto de vista administrativo, sino que es una cuestión de expectativas. Soy un investigador muy comprometido en esto de trabajar en conjunto con las universidades y el sistema científico, y realmente apuntaba al crecimiento, no a una gestión vegetativa. Ese fue el punto por el que decidí mi renuncia.

«Mi interés no es generar revuelo, pero creo que es una señal que el sistema político debe recoger de que el sistema científico, si se pretende que pueda satisfacer objetivos que todos calificamos de manera positiva, requiere un poco más de fondos por parte de la provincia», sostiene De Giusti.

¿Qué respuesta tuvo del ministro Elustondo?

Me respaldó en todo momento y no dudo sobre que hizo gestiones. Hemos hecho exposiciones en conjunto ante el Gobierno, explicando por qué queríamos este pequeño salto de presupuesto. Yo consideraba que cambiar la curva descendente, en términos relativos, que tiene el presupuesto de la CIC desde que volvió la democracia, era un hecho simbólico muy importante. No fue un motivo de discusión con el ministro, simplemente él entendió mis razones y en los mejores términos cada uno seguirá por su lado.

¿El desdoblamiento del ministerio de Ciencia, Tecnología y Producción le quitó fuerza política al área?

En términos fácticos fue un hecho político derivado de un reacomodamiento de piezas, en el cual tampoco hay una estrategia muy clara respecto de lo que se espera con el nuevo ministerio. Esto es una construcción que está tratando de hacer el ministro Elustondo, que creo que llevará su tiempo y habrá que articularla con las políticas de la Nación. Como estaba el ministerio antes, la CIC era una cosa chiquita que influía muy poco y probablemente el aumento presupuestario que habíamos pedido quizás pasaba más desapercibido y era más probable. En términos de mediano plazo, creo que es una muy buena decisión tener un ministerio dedicado a ciencia y tecnología en una provincia que genera entre el 40 y el 50% de la producción científica del país y que, además, tiene problemas en áreas muy diversas, desde los servicios al ciudadano y las tecnologías de informática a la biotecnología y los recursos naturales. Pero después habrá que ver cuántos recursos se le asignan, algo que ya pasa por una decisión política.

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