Las ideas del economista chileno sobre empresas trasnacionales y transferencia de tecnología forman parte del arsenal intelectual que América Latina recupera a partir de la crisis del neoliberalismo. Por Santiago Harriague
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Junto con el cambio de siglo y la crisis del neoliberalismo en algunos países de la región, recobraron protagonismo un conjunto de pensadores latinoamericanos que comprendieron tempranamente las debilidades estructurales que se ponen en evidencia en los procesos de desarrollo económico de nuestros países. En este sentido, puede ser interesante volver a visitar la revista Estudios Internacionales, publicada por el Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile. Allí, además de encontrarse trabajos del economista brasileño Celso Furtado o del tecnólogo argentino Jorge Sabato, puede leerse el artículo del economista chileno Osvaldo Sunkel, “Las empresas transnacionales en el capitalismo actual: algunos viejos y nuevos temas de reflexión” (1986), que nos interesa comentar.
Ya el título resulta un llamado de atención, especialmente si se tiene en cuenta que a mediados de la década de 1980 comenzaba a desaparecer de la “agenda” la crítica a las actividades de las empresas transnacionales que había enriquecido la arena internacional. Ese movimiento, por dar un ejemplo, había llevado a monseñor Ramón Torrella Castante, representante de la Santa Sede ante la III Conferencia de la UNCTAD en Santiago de Chile en 1972 a decir:
“Queremos sobre todo destacar que son las mismas estructuras las que deben ser cambiadas; más aún, son las relaciones de poder y el sistema de poderes que hay que clarificar y corregir […] Al examinar el actual sistema de poderes, nuestra delegación, como otras varias, llama la atención sobre un fenómeno más acentuado desde hace algunos años y acerca del cual nuestro orden del día es bastante discreto, quizá demasiado; se trata del poder invasor de las grandes sociedades Multinacionales […] Nadie ignora el poder de estas grandes sociedades multinacionales. Son amplios imperios privados que escapan, en gran parte, a los poderes políticos nacionales e internacionales”.
El avance del neoliberalismo durante la década de 1980 y el efecto disciplinador, sobre los países en desarrollo, de la crisis de la deuda externa y las llamadas políticas de “rescate” de los organismos financieros internacionales, así como las “conversiones” oportunistas al nuevo dogma de dirigencias de partidos populares, hicieron que los cuestionamientos a las transnacionales desaparecieran de las agendas. Cabe aclarar que esto no significó en lo más mínimo que dichos cuestionamientos hayan perdido vigencia; de ahí que valga la pena reproducir algunas ideas del artículo de Sunkel. Con referencia a cómo intervienen las empresas trasnacionales (ETs) en los procesos de transferencia de tecnología, sostiene Sunkel:
“[…] en la esfera de la ciencia y la tecnología, donde se supone que la ET hace su contribución más esencial –la capacidad de combinar diferentes clases de conocimientos perdurables en procesos y productos comercialmente viables– ella no se transfiere a los países en desarrollo. Es cierto que los países en desarrollo pueden obtener, mediante negociaciones y políticas atinadas, una mayor participación en los beneficios derivados de la utilización por la filial de la tecnología de la empresa matriz como el desarrollo de la capacidad local, diversas externalidades de valor social, una mayor proporción de insumos locales, y una mayor participación en las utilidades. Pero en lo que respecta a la transferencia de tecnología, lo que obtienen los países en desarrollo son sólo sus productos finales y no la capacidad de innovación tecnológica. Independientemente de los esfuerzos que se desplieguen, es probable que los elementos que son esenciales para que las ETs mantengan su ventaja competitiva dinámica en materia de innovaciones permanezcan fuera del alcance de los países receptores”.
Y agrega un poco más abajo:
“Por otra parte, la investigación científica y tecnológica que pudiera existir y ser de valor potencial para la ET puede ser captada por su personal tecnológico local y enviada a la casa matriz para ponerla a prueba. Este aprovechamiento de la investigación y el desarrollo por la red de tecnólogos de la ET repartidos por el mundo pasa inadvertido para la comunidad científica de los países en desarrollo y constituye otro ejemplo de su ventaja de movilización y aprovechamiento de recursos a escala mundial”.
Los “viejos y nuevos temas de reflexión” a que alude el título del artículo se han convertido fundamentalmente en “viejos”, ya que resulta muy difícil encontrar alguna voz que desentone con las loas generalizadas a los adelantos tecnológicos que vienen de la mano de la inversión extranjera y la radicación de filiales de transnacionales. Podría también argumentarse que Sunkel era un apresurado y que, como suele ocurrir con varios procesos sociales, los derrames y conocimientos brindados por las transnacionales demandaban más tiempo para madurar y hacerse efectivos.
Sin embargo la tozuda realidad señala que, casi tres décadas después del artículo de marras, los “derrames” no sólo brillan fundamentalmente por su ausencia, sino que cuando ocurren lo hacen en sentido contrario. Un extenso estudio de un equipo del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, liderado por Marta Novik (“Multinacionales en la Argentina – Estrategias de empleo, relaciones laborales y cadenas de valor”, 2012) muestra que las filiales constituyen una suerte de enclave con escasas vinculaciones con empresas y comunidad científico-tecnológica locales, pero fuertemente conectadas con sus casas matrices y con sus cadenas globales de proveedores y clientes; los desplazamientos de personal se dan con mucha mayor intensidad desde empresas locales hacia las filiales que en el sentido inverso. La conclusión es que son las transnacionales las que se benefician con las capacidades adquiridas en su anterior historia laboral.
Los avances en las comunicaciones y la generosidad intelectual de muchos de nuestros investigadores hacen que la parte final de los conceptos de Sunkel que reprodujimos deban ser modificados. Ya no es necesario que la transnacional destine personal a las filiales para que se pueda apropiar de “investigación científica y tecnológica que pudiera existir y ser de valor potencial para la ET”. Tal como muestran Codner, Becerra y Díaz en su artículo titulado “Blind Technology Transfer or Technological Knowledge Leakage: a Case Study from the South” (2012), muchas patentes en el área farmacológica-biotecnológica citan publicaciones en revistas científicas internacionales de trabajos de investigadores argentinos para fundamentar sus reclamos o sus métodos de elaboración: Internet o las suscripciones a revistas hacen innecesario destinar personal en ignotos rincones del Sur. Sería muy importante que en la Argentina, desde el sector de Ciencia y Tecnología se realizaran estudios similares en otras áreas del conocimiento para luego tomar medidas que acoten este regalo de cerebros, usando la expresión de los autores citados.
06 ene 2014
Temas: América Latina, Empresas trasnacionales, Sunkel, Transferencia tecnológica