“La fabricación de un vehículo eléctrico sería de alto impacto”

El economista Roberto Kosulj, vicerrector de la UNRN, dialogó con TSS sobre el uso de hidrocarburos y la “renovabilidad de la matriz energética”. También evaluó los aspectos tecnológicos de los acuerdos con China.

Matías Alonso  
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Roberto Kosulj, vicerrector de la Sede Andina de la Universidad Nacional de Rio Negro y referente regional sobre cuestiones de política energética, estuvo entre los especialistas que apoyaron la recuperación de YPF por parte del Estado argentino. Profesor e investigador de la Fundación Bariloche, consultor de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL) y miembro del Plan Fenix, Kozulj conversó con TSS sobre los aspectos más arduos del plan energético de cara a los desafíos que debe enfrentar el país para alcanzar la soberanía energética.

TSS – ¿Es necesario modificar las tarifas de energía eléctrica en el país?

Las tarifas de energía eléctrica y de gas natural para usuarios residenciales se hallan congeladas desde 2001 en pesos y son muy bajas. El tema es que adecuarlas a los costos reales de esos servicios requiere de una fina arquitectura para que converjan en un plazo razonable sin provocar un efecto recesivo que podría redundar en un peor resultado de ingresos fiscales. Pocas veces parece ser comprendido que un ajuste de tarifas demasiado apresurado tendría no sólo impactos inflacionarios de magnitud, sino también sobre el vector de la demanda final que afecta al conjunto de la matriz productiva. En tal caso, el remedio podría ser peor que la enfermedad. Al mismo tiempo es un tema que no se puede postergar indefinidamente. Por el momento, una forma concreta de atacarlo es lograr reducir los sobrecostos de despacho de la energía eléctrica a través de un incremento de la oferta nacional de gas natural y de la obtención de combustibles como GNL y Gasoil-Diesel Oil a menores costos. Ambas medidas redundarían en una menor erogación de divisas y en una menor presión sobre el gasto público.

Kozulj plantea la necesidad de una campaña sobre eficiencia energética para educar en su uso al consumidor.

Esta postura puede chocar contra quienes sostienen que los subsidios de tal magnitud podrían ser destinados a incrementar inversiones productivas y sociales. Ello sería así siempre y cuando se absorbieran ingresos en exceso por parte de los consumidores. Pero si este no fuera el caso –y sostengo que no lo es por la evolución reciente de industrias clave– obligaría a los mismos a derivar sus ingresos a un sector concentrado, provocando una contracción severa de la demanda agregada, que redundaría en recesión, sin que se halle a la vista luego cómo salir de ella. Una economía más pequeña también generaría menores ingresos fiscales y el impacto en la economía real podría ser severo en términos sociales y económicos. A pesar de ello, se deben comenzar a dar señales de modificación gradual de esas tarifas poniendo una meta concreta de fecha de convergencia para delinear el sendero dentro de un ajuste o modificación de los marcos regulatorios de las cadenas eléctricas y de gas natural.

TSS – ¿Cómo se podría avanzar sobre una mejora de la eficiencia energética?

Con respecto a la eficiencia energética, debería existir una campaña sistemática para educar en su uso al consumidor. Otras medidas implicarían incursionar en normativas fuertes que afecten a los equipos de consumo industrial y parque automotor. Estas medidas pueden implicar una reconversión muy difícil de afrontar en cualquier país en vías de desarrollo, aunque es una discusión a dar. Por ejemplo, iniciativas nacionales para explorar la fabricación de un vehículo eléctrico o dual serían de alto impacto. Otras medidas, como etiquetado de artefactos, difusión de lámparas de bajo consumo, ya están implementadas. No así la revisión de equipos en industrias, aunque se ha hecho mucho. En el caso de normativas de construcción de edificios y viviendas sostenibles, también se ha ido avanzando, pero puede ser importante para el futuro. Nada de esto es para ver resultados en la coyuntura, salvo la educación ciudadana que podría ser un flanco a atacar de inmediato.

TSS – Si pensamos que explotar yacimientos no convencionales conlleva una gran cantidad de recursos, ¿no sería mejor dedicar esos recursos a desarrollar energías renovables?

¿Por qué plantearlo como disyuntiva? La producción de gas y de petróleo viene declinando, en el caso del petróleo desde 1998  y en el caso del gas desde 2004. El petróleo es necesario para producir un conjunto de combustibles líquidos de uso en los sectores transporte, industria, agropecuario y, en muy pequeña medida, en generación eléctrica. El gas natural es clave para generar electricidad, pero tanto el sector industrial como el residencial y de servicios constituyen dos tercios de su demanda. De tal modo que la parte sustituible por fuentes renovables es tan sólo la que corresponde a generación eléctrica. Este uso corresponde aproximadamente al 25% del conjunto de la oferta total de fuentes primarias. Una declinación en la producción de hidrocarburos llevaría a importaciones crecientes. Se estima que en 2013 cerca del 15% de la oferta de fuentes primarias correspondió a importaciones.

Con respecto a la eficiencia energética, iniciativas nacionales para explorar la fabricación de un vehículo eléctrico
o dual serían de alto impacto.

Por otra parte, el desarrollo de nuevos equipos de energía eólica, nuclear, hidroelectricidad y otras renovables requieren de inversiones cuantiosas y de plazos importantes para que su oferta satisfaga las demandas. Es decir, se deben hacer ambos movimientos a la vez, lo que implica gestionar financiamiento, tecnología y obras.

Está instalado en Argentina un discurso respecto a la enorme dependencia de la matriz energética de los hidrocarburos. Pero un examen serio nos ubica en el puesto 42 de entre 79 países cuando se calcula el porcentaje de energía de fuentes fósiles respecto del consumo total de energía, con un índice donde 100 es todo combustibles fósiles y cero sería plenamente renovables. Un puesto por debajo de países como Italia, exactamente igual que la media mundial y en proximidad con Estados Unidos. Alemania misma depende en 83% de recursos fósiles, Argentina en 87%.  Sin duda hay países con mayores índices de renovabilidad de su matriz, pero ello depende de la abundancia de sus recursos hídricos, como por ejemplo Brasil, o bien de combinaciones de energía nuclear con hidroelectricidad más renovables, como es el caso de Suecia. Ello no fue hecho de la noche a la mañana, ni con recursos financieros escasos, para no hablar de otros factores. Pero aún en Suecia el aporte de renovables distintas a nuclear e hidroelectricidad es apenas 8 % del aporte total, porcentaje similar al de Alemania, aunque inferior al límite histórico de Dinamarca, con cerca de 19%, o Portugal, con 13%. No obstante, también las matrices de usos son muy distintas en todos estos países, dependiendo de su estructura productiva y nivel de ingresos entre otras cosas.

Entiéndase bien, no se trata de rechazar el concepto de transitar hacia una mayor renovabilidad de la matriz, sino de comprender los factores que se hallan en trayectorias históricas y económicas bien diversas.

TSS – ¿Habría que modificar el sistema científico tecnológico argentino para que genere los recursos humanos que la industria del petróleo necesita?

Por supuesto que se deben profundizar las políticas de formación de recursos humanos en este sector, lo que implica formación de más ingenieros, geólogos, técnicos y obreros especializados. Asimismo, priorizar los proyectos de investigación vinculados a producción de tecnología, partes de ella, lo que implica tanto tecnologías físicas como informáticas y sociales. Buena parte está en sus comienzos con iniciativas como Y-TEC y otras. Los esfuerzos deberán ser inmensos, incluyendo capacitaciones rápidas y sobre aspectos puntuales, así como pensando en el mediano y largo plazo. La articulación del sistema educativo y el de ciencia y tecnología con el sector energético y sus actores tiene aún un largo camino por recorrer para hallarse con las necesidades de esta y otras industrias y servicios.

El sistema científico tecnológico argentino debe profundizar las políticas de formación de más ingenieros, geólogos,
técnicos y obreros especializados.

TSS – Sirve de poco extraer recursos naturales si no sirven para desarrollar una industria que genere valor agregado. ¿Cree que esto está ocurriendo? ¿Ve industrias asociadas, ya sea en Neuquén o en Bariloche?

Desde hace años empresas como INVAP en Bariloche y varias en Neuquén trabajan para la industria petrolera con algunos suministros específicos. Sin embargo, la actividad es aún débil. La cuestión pasa por identificar insumos concretos a ser sustituidos dentro del conjunto de demandas de la industria petrolera. No obstante, hoy el conjunto de las actividades industriales desarrolladas en Argentina requieren de importaciones cuya sustitución necesita también de iniciativas empresarias que estén a la altura de los desafíos tecnológicos, de gestión y de competitividad. En los últimos años se notan algunos avances importantes a pesar de la complejidad del cuadro macroeconómico. Transformaciones como las requeridas para crear más cadenas de valor necesitan no sólo de iniciativas del Estado sino de una convicción respecto al modelo de desarrollo del país y, sobre todo, evitar caer en lo pendular. El desarrollo del sector empresarial es indispensable, pero aunque depende de políticas de Estado también depende de cómo respondan los empresarios a esas políticas. Por ejemplo, ¿estamos seguros que a su vez esas empresas hacen todo el esfuerzo por sustituir importaciones, o también aprovechan los incentivos y van por la vía rápida de las importaciones? No tengo información precisa al respecto, pero sí dudas razonables.

TSS – En los últimos días representantes del gobierno han anunciado acuerdos con China para que construyan centrales hidroeléctricas en el país, ¿cuál es la necesidad de acudir a ellos si en Argentina hay capacidades para producirlas? ¿No estaríamos generando una nueva dependencia?

La pregunta la haría al revés: ¿por qué razón las empresas nacionales no han logrado hacerlas en los llamados a licitación, o no han presentado ofertas para desarrollos hidroeléctricos, conociendo las necesidades energéticas del país? ¿Estas empresas están dispuestas a invertir a riesgo y aportar capitales? Por otra parte, la Argentina no se halla ajena a restricciones financieras y muy posiblemente esté privando la necesidad de concretar obras hidroeléctricas por sobre una mirada deseable –pero no siempre realista– sobre las características del empresariado. China dispone de capitales y a la vez requiere de seguridad alimentaria a largo plazo. Existe una complementariedad natural en un marco geopolítico realmente complejo. La mirada de la dependencia supone siempre asimetrías, pero la mirada de la plena independencia requiere de un nivel de cohesión nacional y de recursos financieros abundantes. No es el caso, sin perjuicio de que es importante asegurar el desarrollo de empresas nacionales. Pero ellas también deben apostar al país, algo que nuestra propia historia pendular no ha facilitado. Para los no economistas, suponer que todo es financiable por el Estado sin consecuencias macroeconómicas parece ser la regla. Pero ello no hace sino construir un imaginario que, si no considera lo sistémico, puede conducir a resultados indeseables. En esto aplica un poco el sentido común, sobre todo en estos días, donde el sistema financiero internacional pesa mucho sobre el futuro de la Argentina. Si las divisas no fueran necesarias, ¿cuál sería el sentido de tal preocupación?