“El inmediatismo no permite construir cambios culturales”

Isabel Mac Donald habló con TSS sobre los esfuerzos para asociar científicos y empresarios en el desarrollo de emprendimientos tecnológicos y nuevas empresas. Por Eduardo Mallo

 
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Con más de 30 años de experiencia en gestión de la tecnología y la ciencia, Isabel Mac Donald fue designada responsable del Fondo Argentino Sectorial (FONARSEC) luego de su creación en 2009. Concebido para vincular científicos, tecnólogos y empresarios, con el objetivo de incorporar tecnología a los sectores productivos, este programa –parte de la iniciativa Argentina Innovadora 2020. Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación–comienza a mostrar indicios de un salto cualitativo.

TSS: ¿El programa FONARSEC  puede considerarse una nueva estrategia para financiar proyectos de I+D?

En cierto modo, es el fruto de un proceso de aprendizaje que se inició con las primeras líneas de financiamiento de la Agencia Nacional de Promoción hace más de 15 años. De todas formas, los modelos de gestión no son estáticos. Seguramente van a ir cambiando a medida que avancemos y sigamos aprendiendo. Lo central no son las formas sino el camino hacia donde uno va. Los modelos de gestión se deben adecuar a los objetivos de mediano y largo plazo. Creo que el FONARSEC todavía es un modelo en construcción que va a cambiar, que va a adecuarse para encausar algunas orientaciones del sistema científico, para que sus actividades encuentren un uso en el mundo real, integrando sus resultados a la vida cotidiana.

TSS: En esta línea que usted plantea, ¿se puede hablar de casos exitosos?

No se pueden medir resultados en dos o tres años, algo que siempre planteo cuando me preguntan esto. No tenemos proyectos exitosos, tenemos proyectos que van por buen camino. Cada uno es un ejemplo diferente. Ahora tenemos funcionando alrededor de cincuenta y siete proyectos en los fondos sectoriales, donde participan actores públicos y privados.

Están en funcionamiento seis consorcios en universidades en el caso del programa para formación de gerentes tecnológicos y estamos esperando definir los resultados de los 64 proyectos presentados para la creación de empresas de base tecnológica (EBTs). Todos son modelos asociativos donde cada proyecto tiene características distintas y en el que participan actores e instituciones distintas.

Estamos hablando de unos 100 proyectos aprobados y en funcionamiento, todos están en las primeras etapas de desarrollo, por lo que resulta difícil medir resultados. Pasados unos cinco años se podrían sacar algunas conclusiones y en diez años ver si se cumplieron algunos objetivos, es decir, el inmediatismo o los dos años entre elección y elección no permiten construir cambios culturales. Son períodos para hacer otro tipo de análisis, pero no para medir resultados o éxitos en función de proyectos que tienen como finalidad un proceso de transformación y de cambios culturales que requieren períodos de tiempo mucho más largos. Sabiendo además que la resistencia al cambio es muy fuerte en las instituciones. Entonces, obviamente, vivimos en un estado de tensión permanente entre lo que queremos cambiar y la resistencia natural al cambio.

Estos factores se deben tener en cuenta cuando se hacen análisis sobre lo que hacemos, lo que hemos hecho, hacia dónde vamos. Hay que poner todos los elementos en el análisis, no ser exitista, no creérsela, no pensar que está todo hecho. Al contrario, la mayoría de las cosas están por hacerse.

En este sentido apenas empezamos. Los consorcios más integrados venían de experiencias colectivas previas. Si cuesta construir relaciones simples entre dos actores que a veces tampoco perduran, imaginate lo complejo que resulta cuando son más actores con orígenes diferentes, intereses diferentes, instituciones diferentes con culturas e historias previas. Hay que insistir en esto, los caminos fáciles no llevan a ningún cambio, las grandes cosas no se hacen juntando pedacitos, los cambios profundos requieren grandes esfuerzos acordes a los desafíos que se enfrentan.

 

TSS: Entonces, antes de cualquier resultado, ¿qué hay de novedoso en los fondos sectoriales como programa?

En primer lugar, son proyectos en los cuales es muy importante el seguimiento y no solamente la presentación y los resultados esperados. Esto en cierto modo es novedoso, porque para el caso de subsidios más pequeños en realidad el trabajo fundamental está centrado en escribir bien los proyectos.

Nosotros tenemos proyectos que no han sido bien escritos y sin embargo han salido aprobados a partir de la defensa que han hecho sus protagonistas y de sus capacidades para responder preguntas. Es decir, la novedad está también en un sistema de evaluación que requiere la defensa oral de los proyectos frente a evaluadores de nivel internacional.

Otra novedad es el volumen de los subsidios. En Argentina nunca se habían dado subsidios de esta envergadura, tenemos subproyectos por diez millones de dólares y otorgamos subsidios por el equivalente a siete millones de dólares para proyectos importantes en la medida que estén bien defendidos y sean razonables.

Por otro lado, en cuanto a la dedicación de los investigadores, ahora no se puede presentar nadie que no dedique un cincuenta por ciento del tiempo al proyecto. Y el otro punto es la exigencia de constituir un Consorcio Público-Privado firmado con carácter de instrumento público. Eso sigue siendo el punto más complejo para resolver por parte de los actores.

TSS: ¿Cómo explicaría esta complejidad?

Aparecen las dificultades en las relaciones entre el productor de bienes y servicios que persigue fines de lucro y el investigador para el cual los tiempos son secundarios y lo principal e irrefutable es su investigación, llegar a la frontera de la ciencia y todo eso. Esa dificultad hace que cuando se tienen que sentar a negociar para armar un consorcio, se produzcan discusiones bizantinas y haya proyectos que no llegan a presentarse.

En realidad, si uno lo analiza, es un compromiso simple. No está inscripto en el registro de sociedades, es un documento que representa el compromiso de las partes para trabajar bien y utilizar esos fondos con un fin específico.

Esto sigue siendo el nudo en el cual muchos proyectos mueren. Eso para mí es un indicador de los problemas de asociatividad que enfrentamos. Cuando uno mira el tiempo que lleva lograr eso, las horas de discusión, las horas de trámite, las horas de burocracia invertidas, el contenido real y el alcance legal, se da cuenta de cuan difícil es asociarse, cuánto le cuesta a todo el mundo dejar algo en función de algo. Porque obviamente un acuerdo implica que todas las partes en la negociación llegan dejando algún interés propio de lado, sino no hay acuerdo posible.

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TSS: Esta clase de convocatorias, ¿modifican en algún punto el mapa de actores que participan?

En todos los proyectos hay participación de las provincias cuando en general su participación en otras líneas es baja. Siempre en los consorcios hay algún protagonista del interior, en todos los proyectos participa alguien que no pertenece a las zonas del núcleo tradicional. También es cierto que son montos grandes y apetitosos para la gente que hace años viene trabajando en el sistema. Y no nos engañemos, los que saben escribir los proyectos son parte del sistema y lo conocen bien. Eso trae también sus problemas.

Creo que estamos en una etapa transicional, porque se va viendo cómo aparecen distintas iniciativas y cómo también el conjunto de los participantes está aprendiendo a operar de otra forma. En principio, pasa que el investigador tiene una idea que encuadra en una convocatoria, escribe el proyecto y después trata de venderlo a las empresas. Eso no es bueno porque así el compromiso de la empresa es muy bajo. Porque en realidad a ellos les llega un proyecto cerrado.

Un índice de maduración al respecto es que ya tenemos casos donde los proyectos llegaron construidos en conjunto. Casos en los que surge la demanda del sector privado, el investigador la mejora y muestra hasta dónde se puede llegar a partir de esta demanda.

Esto es de particular interés para nosotros porque la demanda empresarial en el país, dado su desarrollo industrial, es relativamente baja comparada con nuestro potencial. Entonces me parece que ahí no es válido trabajar sobre la demanda. Trabajar sobre la demanda no modifica realidades. O sea, si el desarrollo industrial es bajo, la demanda es baja. Entonces si se trabaja sobre la demanda, no damos un salto.

Debemos tener en cuenta la demanda, pero sobre ella crear nuevas oportunidades, es decir, construir nuevas necesidades en las empresas en materia de I+D y mostrar los caminos que se pueden abrir. En esto es saludable todo lo que pueda hacer el sistema científico. Creo que hay algunos casos donde vamos mejorando.

TSS: Antes mencionó que se presentaron 64 proyectos de EBTs. ¿A qué sectores se orientan estas EBTs?

La mayoría de las EBTs se orientan esencialmente hacia donde están las fortalezas del sector científico-tecnológico. De todas maneras estamos insistiendo mucho con abrirnos hacia otros sectores que impulsen la sustitución de importaciones, aunque no estén en la frontera del conocimiento, pero sí que introduzcan alguna innovación sobre lo hecho.

Lo que financiamos tiene que ver con volver a exportar por lo menos a los mercados regionales. Hay algunas EBTs que son muy interesantes, en donde vemos que van a tener un espacio de comercialización bueno, con ideas originales. Si bien los resultados de las convocatorias aun no son públicos, llegamos a tener 40 nuevas empresas y lo que queríamos era armar una cartera de oportunidades, porque pensamos que algunas de esas empresas pueden ser exitosas.

TSS: ¿Cuáles son las expectativas de éxito de estas EBTs?

Estadísticas mundiales dicen que una de cada 100 es exitosa. Nosotros financiamos el capital para hacer el desarrollo, la innovación, el prototipo, visitar ferias en el exterior y ver cómo se hacen los productos en otros lugares para poder mejorar. Pero el capital de trabajo no lo financiamos, por eso estos emprendimientos deben buscar inversores.

No es un país fácil para inversores de riesgo. Te dicen que hay pocos proyectos, mucho desarrollo científico, pero poco desarrollo comercial y capacidad emprendedora.

Tenemos algunos proyectos que si no terminan buscando un inversor para vender, de alguna manera se van a caer. Porque los investigadores pueden tener muy buenas ideas y desarrollar un muy buen prototipo, pero razonablemente no saben cómo venderlo. Y además tampoco me parece que sea el objetivo.

TSS: ¿Se suman tecnólogos e ingenieros a estos nuevos proyectos?

Nos han confesado en algunos casos “nosotros no hubiéramos podido armar el proyecto si no hubiéramos contratado un ingeniero”. Los proyectos que incluyen tecnología no se pueden hacer sin ingenieros. El país ha tenido políticas de promoción de las ingenierías en los últimos años y se están impulsando ahora desde el Ministerio de Educación. Es cierto que hay pocos doctores en ingeniería. A veces pienso que el problema que hoy tenemos con las ingenierías viene de una vieja contradicción: lo que se hace con las manos y lo que se hace con la cabeza. O sea, creímos durante mucho tiempo que la ciencia se hacía con la cabeza y las cosas que se hacían con las manos eran de segunda, entonces a los ingenieros los dejábamos de lado.