Ecógrafo portátil contra la hidatidosis

Especialistas en Jujuy utilizaron técnicas de diagnóstico por imagen para detectar la presencia de hidatidosis, una enfermedad parasitaria predominante en zonas rurales y que afecta el hígado y a los pulmones.

Vanina Lombardi  
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Agencia TSS – La hidatidosis es una de las principales enfermedades zoonóticas de la Argentina. Quienes la contraen desarrollan quistes en distintas partes del cuerpo, principalmente el hígado y los pulmones. El contagio suele producirse a través de perros, que se enferman con este parásito al comer achuras crudas con quistes de ovejas, cabras, bovinos y cerdos. Por eso, afecta principalmente a poblaciones rurales de todo el país.

“Las enfermedades parasitarias o zoonosis están muy postergadas en la Argentina y en muchos países del tercer mundo. El diagnóstico se hace desde hace mucho tiempo, pero lo que siempre falta es la educación para la salud en este tipo de poblaciones, porque implica una estructura y una dirección de estudio diferente al asistencial, y otro presupuesto”, dice Carlos Remondegui, director del Servicio de Infectología y Medicina Tropical del Hospital San Roque de Jujuy.

En el hospital San Roque se registran alrededor de 80 casos de hidatidosis por año. Allí, Remondegui decidió llevar adelante un estudio de campo para “darle visibilidad y poner en la vitrina que existen estas patologías zoonóticas, endémicas, asociadas a la pobreza y a pautas culturales”.

Echinococcus granulosus: en su fase adulta, parasita el intestino del perro; en su fase larvaria (hidátide), parasita humanos,
bovinos y ovinos causando la hidatidosis.

Juella es un pequeño poblado de la Quebrada de Humahuaca que pertenece al departamento de Tilcara. Está ubicado a más de 2.500 metros sobre el nivel del mar y a tres kilómetros de la Ruta 9. Allí viven menos de 300 habitantes que corresponden a una población nativa, que en su mayoría son agricultores que tienen pequeñas haciendas con animales de altura. “Estudiamos el 35 por ciento de esa población, que es una muestra importantísima”, afirma Remondegui.

Para ello, los investigadores se valieron de dos herramientas fundamentales: por un lado, tomaron muestras de sangre, que enviaron a evaluar al Hospital Malbrán, en la Ciudad de Buenos Aires; por otro, se tomaron imágenes ecográficas de los pacientes, en busca de quistes en el hígado. “Para sorpresa nuestra, la gente se agolpó en el puesto de salud y ecografiamos a familias enteras”, recuerda Gustavo Echenique, el ecografista del grupo -que además es infectólogo- y destaca que “con ecógrafos portátiles podemos pesquisar muchísimas patologías, algo que de hecho hicimos: detectamos muchos pacientes con hígado graso, cálculos en la vesícula y alteraciones renales”. Según  el ecografista, “el aporte de la ecografía es más que importante: es un estudio fácil y barato con respecto a otros estudios”.

Ecografía abdominal que demuestra multiples cavidades quisticas compatibles con la hidatidosis.

Al analizar los datos obtenidos, los médicos detectaron la presencia de anticuerpos en sangre (que indican que la persona está o estuvo infectada con el parásito) en casi un 8 por ciento de la muestra, mientras que en las ecografías encontraron un 4,4 por ciento de personas que tenían imágenes circulares de tipo quística, compatibles con las que produce el parásito. Paralelamente, los investigadores también habían recolectado muestras de materia fecal de los perros, para buscar existencia de hidatidosis. Allí confirmaron que un 33 por ciento de los animales tenía la enfermedad.

Estos resultados fueron presentados en las Jornadas Nacionales de Hidatidosis que se desarrollaron en Buenos Aires en octubre de 2014 y en el Congreso Argentino de Ecografía y Doppler, que se hizo ese mismo mes en Rosario. Allí, el trabajo fue seleccionado para participar en el premio anual que entrega la Asociación Argentina de Ecografía: “Les pareció importante el trabajo de campo que se hizo con un ecógrafo portátil”, comenta Echenique.

Remondegui concluye que “la hidatidosis sigue siendo una enfermedad muy frecuente en estos medios. Los resultados también hablan de la versatilidad del parásito para adaptarse a diferentes regiones, porque puede vivir a 2.000 metros de altura, como en nuestro caso; en la Pampa, a 400 metros sobre el nivel del mar; y también en la Patagonia”.