Computación para contar parásitos

Investigadores de la Universidad Nacional de Salta fabricaron un microscopio computarizado para el recuento del Trypanosoma cruzi en muestras de sangre. Lo transfirieron a colegas que trabajan en el desarrollo de drogas contra el Chagas.

Nadia Luna  
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Agencia TSS – Hasta hace poco, los científicos del Instituto de Patología Experimental (IPE) de la Universidad Nacional de Salta (UNSA) debían pasar horas con el ojo pegado al microscopio para contar parásitos. Una de sus líneas de investigación es el ensayo de nuevas drogas contra el Chagas y una parte importante del trabajo reside en analizar muestras de sangre de ratones para verificar la presencia del parásito Trypanosoma cruzi, causante de la enfermedad.

Con la idea de agilizar el trabajo de sus colegas en la búsqueda de tratamientos contra una afección endémica en la región norte de la Argentina, investigadores del Grupo de Óptica Láser (GOL) del Instituto de Energías No Convencionales (INENCO), perteneciente a la UNSA y al CONICET, diseñaron y construyeron un microscopio destinado al recuento de T. cruzi en muestras de sangre. El desarrollo ya fue transferido al IPE y, según los investigadores, el instrumento también puede ser usado para la detección de la enfermedad.

“Asignamos una especie de misión robótica a un microscopio computarizado para que haga la función que hace el técnico, pero de manera automática. Esto evita la fatiga visual que produce tener que analizar tantas muestras y agiliza la investigación, al liberar tiempo para que el técnico realice otras actividades”, dice la doctora en física Graciela Romero, directora del GOL. El equipo encargado del desarrollo se completa con otros tres físicos y un informático.

«Asignamos una especie de misión robótica a un microscopio computarizado para que haga la función que hace el
técnico», dice Romero.

De esta forma, el recuento se observa en la pantalla de una computadora, sin necesidad de estar horas mirando por el microscopio. La idea de construir este dispositivo comenzó a materializarse a fines de 2006, cuando el equipo participó de una convocatoria destinada a proyectos federales de inversión productiva de lo que todavía era la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, antes de la creación del ministerio homónimo, en 2007. El subsidio fue aprobado dos años más tarde y el desarrollo del dispositivo finalizó el año pasado. La transferencia se concretó este año, a través de la capacitación de los investigadores del IPE en el uso del instrumento y del software.

El microscopio fue bautizado como «CON-TRY» y su composición es similar a la de un microscopio convencional, con un diseño compacto que permite su fácil traslado y ubicación. Tiene una base de 40 por 40 centímetros y unos 60 centímetros de altura. Cuenta con una cámara CCD de alta resolución para enfocar la muestra y el adosado de pequeños motores a la platina, que es lo que permite el desplazamiento de la visión artificial de la lente sobre la muestra. Para esto, los investigadores también desarrollaron el software, para entrenar a la computadora a “ver” lo que antes veía el ojo humano.

“Que yo sepa, no existe otro microscopio similar, porque está calibrado exclusivamente para analizar esta parasitemia [presencia de parásitos en sangre], ya que el T. cruzi tiene un comportamiento muy específico”, indica Romero. La especialista calcula que el porcentaje de componentes nacionales utilizados para construir el microscopio es del 70 %, ya que solo debieron importar elementos que no se fabrican en el país, como la cámara y la platina.

«El microscopio está calibrado exclusivamente para analizar esta parasitemia (presencia de parásitos en sangre), ya
que el T. cruzi tiene un comportamiento muy específico”, explica Romero.

Romero señala que la principal dificultad que tuvieron para desarrollar el microscopio no fue a nivel técnico, sino por las demoras en el flujo de fondos debido a las numerosas etapas que deben sortearse a la hora de hacer efectivo un subsidio. “Lo podríamos haber hecho en un plazo de tres años, como habíamos establecido en un principio, pero lamentablemente la burocracia hizo que se demoren muchas cosas”, sostiene. De todos modos, reconoce que, “en paralelo, hemos tenido otros proyectos con fondos importantes gracias a la política científica de los últimos años, que abrió muchas posibilidades para el desarrollo tecnológico”.

Uno de los próximos desafíos es trabajar en la adaptación del software para sumar funciones adicionales. Por ejemplo, cuando hicieron la capacitación y transferencia a los profesionales del IPE, estos encontraron otros destinos para el instrumento, como la posibilidad de realizar un recuento de parásitos en el cordón umbilical y detectar así si un bebé recién nacido contrajo Chagas.

Además, el equipo del GOL también está trabajando en el desarrollo de un microscopio holográfico, que difiere de los convencionales porque permite obtener la información de un objeto en 3D. La idea es destinarlo a la evaluación de la calidad del agua. El INENCO también cuenta con otros trabajos destinados a esta problemática, como el desarrollo de tecnologías que permiten desalinizar el agua a partir de energía solar.


22 sep 2016

Temas: Chagas, Computación, INENCO, Software, UNSA

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