Presencia policial en universidades, avance del extractivismo, intervención en la enseñanza y más recorte a la ciencia y la tecnología son algunas de las novedades que trajo el triunfo de Bolsonaro en Brasil. Los científicos se movilizan y advierten que el presupuesto 2019 solo alcanza para llegar a septiembre.
Agencia TSS – Unos días antes de la segunda vuelta presidencial en Brasil, policías militares entraron a la Universidad del Estado de Pará y amenazaron con meter en prisión a un profesor. El docente había disertado sobre la producción de fake news y consideraron que la clase tenía contenido ideológico. Algo similar sucedió en la Universidad Federal de Campina Grande, donde policías ingresaron a la sede de la Asociación de Docentes para buscar e incautar supuestos panfletos a favor del candidato Fernando Haddad (PT). Desde la asociación explicaron que solo habían realizado un manifiesto en defensa de la democracia. No fueron casos aislados: la presencia policial en universidades se repitió varias veces antes del triunfo electoral del ex militar y candidato del Partido Social Liberal (PSL) Jair Bolsonaro, el pasado 28 de octubre.
Otro sector que está en alerta desde que comenzó la campaña es el de medioambiente. Bolsonaro, quien se manifestó “admirador de Donald Trump” y asumirá la presidencia el primer día del año próximo, anunció la unificación del Ministerio de Medioambiente con el de Agricultura, y designó a la empresaria Tereza Cristina, líder del Frente Parlamentario de la Agricultura, como ministra. Este frente está respaldado por empresas del agronegocio y ha impulsado iniciativas relacionadas con el uso de agrotóxicos y la explotación de los recursos naturales del Amazonas. Esto afectará también a las comunidades indígenas que habitan allí. “Gran parte de los indios son brasileños como nosotros. Ellos quieren tener energía eléctrica, televisión, Internet…”, había dicho Bolsonaro en campaña.
El sector científico también está en problemas. Además de compartir las preocupaciones de las áreas académica y medioambiental, por ser transversal a éstas y mantener una relación estrecha, viene sufriendo recortes en su presupuesto desde hace varios años. El ajuste comenzó en 2014, cuando Dilma Rouseff todavía estaba en el poder, y se agravaron con su destitución y la asunción de Michel Temer, quien fusionó el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación con el de Comunicaciones. Temer nombró ministro de la cartera híbrida a Gilberto Kassab, ingeniero civil y economista, quien fue denunciado por corrupción junto con otros integrantes del gabinete.
Al realizar un repaso por el presupuesto asignado en los últimos años (ver gráfico), se observa que el último pico fue en 2013, con más de 9.000 millones de reales. Para este año, el presupuesto descendió a 2.783 millones de reales, agravado por el hecho de que desde la fusión de ministerios el presupuesto también abarca áreas como telecomunicaciones y correos. La pregunta inevitable es: ¿la crisis del sistema científico se profundizará con el nuevo presidente? “Bolsonaro habló de disminuir recursos para las universidades e institutos de investigación. Todo indica que, si se sigue este rumbo, la ciencia y la tecnología brasileñas colapsarán muy rápidamente. Sólo quedarían las líneas que sean de interés para empresas de desarrollo tecnológico, sobre todo extranjeras”, le dijo a TSS Alejandra Kandus, doctora en Física y profesora de la Universidad Estadual de Santa Cruz, situada en el estado brasileño de Bahía. Kandus es argentina y vive en Brasil desde hace 17 años.
Evolución del presupuesto asignado a ciencia y tecnología en Brasil
Kandus dijo que, si bien a simple vista el presupuesto para ciencia y tecnología aumentó un poco para 2019 (es de 3.750 millones de reales), “sigue siendo absolutamente insuficiente considerando la cantidad de nuevos investigadores que se forman, la corrección por inflación y los proyectos que no pudieron ser desarrollados este año porque los fondos no fueron liberados. Tampoco hay garantía de que no haya un ‘contingenciamento’ (retención) de dinero para destinarlo al sector financiero o de seguridad”. La Sociedad Brasileña para el Progreso de las Ciencias (SBPC) también sostuvo en un comunicado que, aunque parezca un aumento, la inversión adicional está destinada a otras áreas por fuera de la ciencia y la tecnología, donde el gasto permanece congelado.
El pasado 7 de noviembre, durante una audiencia pública de la Comisión de Ciencia, Tecnología, Comunicación e Informática de la Cámara de Diputados, integrantes de 40 entidades e instituciones científicas exigieron un aumento de presupuesto para 2019. En particular, insisten en la necesidad de aumentar los recursos para el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq, el órgano equivalente al CONICET argentino), ya que con el presupuesto previsto para el año que viene el programa de formación y capacitación de personal del instituto sufriría un recorte del 28%.
“Un aumento de 300 millones de reales en la asignación para el CNPq es esencial para que la agencia se mantenga con los mismos recursos que en 2018, ya bastante bajos, y no tenga que suspender el pago de becas en septiembre del próximo año”, advirtieron. En diálogo con TSS, el físico brasileño Ennio Candotti, profesor de la Universidad Federal de Espírito Santo y expresidente de la SBPC, señaló: “El área económica del Gobierno es poco sensible a los reclamos de los científicos, ya que no comparte la tesis de que las inversiones en ciencia y tecnología son importantes para promover el desarrollo económico y la competitividad del sistema productivo”.
La comunidad científica también criticó una iniciativa que se está discutiendo en el Congreso llamada “Escuelas sin partido”. La SBPC se pronunció al respecto: “Ese proyecto de ley prevé la censura de profesores y alumnos de educación básica y superior desde el impreciso punto de vista de las convicciones religiosas o morales de los padres. Como tales puntos de vista son múltiples y variables, la educación escolar estará bajo constante amenaza de denuncias y castigos”. Kandus agregó: “Dada la defensa de Bolsonaro de lo que él y su gente llaman ‘desideologización’ de la educación, es esperable que haya muy poco financiamiento para proyectos de investigación en ciencias humanas, que son las que le dan contenido social a la producción tecnológica y de ciencias duras”.
Salir a la calle
Ante el panorama negativo que se avizora, los investigadores brasileños comenzaron a movilizarse a través de protestas, manifiestos y reuniones con legisladores. En vísperas de las elecciones de segunda vuelta, un grupo de científicos se autoconvocó para escribir y difundir un manifiesto titulado “Científicos por la democracia”. “La ciencia, como bien público, precisa de un ambiente democrático para progresar y producir sus beneficios. Los regímenes autoritarios muy frecuentemente utilizan la ciencia para fines contrarios a los intereses de la sociedad”, sostienen. La carta tuvo casi dos mil firmas y la primera correspondía al físico Sergio Rezende, ministro de Ciencia del gobierno de Lula.
Los científicos brasileños también se hicieron tiempo para dedicarle un comunicado al presidente Mauricio Macri, donde lo instan a revertir sus políticas de ajuste para evitar “el posible colapso del sistema de ciencia y tecnología de Argentina, debido a recortes presupuestarios, reducciones de personal y otras restricciones serias, que seguramente tendrá consecuencias muy graves para la cooperación científica entre nuestros países y para el desarrollo científico y tecnológico en América Latina como un todo”.
Acerca del alcance que tienen las medidas de protesta de científicos en Brasil, Kandus dijo: “la movilización es importante, pero el impacto visual no es tan grande como lo sería en la Argentina porque el centro del Gobierno brasileño está en Brasilia, a por lo menos mil kilómetros de San Pablo, Río de Janeiro o Pernambuco, por nombrar algunos centros de excelencia. La SBPC se está movilizando fuerte mediante reuniones con diputados y senadores, pero hasta el momento no fue recibida por el equipo del futuro presidente”.
Tanto Kandus como Candotti coinciden en que una de las principales consecuencias negativas de la baja inversión en ciencia y tecnología estará en el desarrollo de la industria nacional. “La competitividad necesaria para superar la crisis económica necesita del apoyo de los institutos de investigación y de cuadros técnicos. En Brasil, la economía todavía depende de la exportación de productos agrícolas y de la minería, recursos sin valor agregado”, señaló el físico. Su colega agregó: “Es una gran pena que Temer haya vendido la empresa Embraer a Boeing, que ya está trasladando la producción de aviones Embraer a Estados Unidos, ayudando a generar más desocupación”.
La científica remarcó que, en contextos de crisis económica, debería ser más prioritario invertir en ciencia y tecnología y recordó la frase de Pandit Nehru, primer ministro de India hace varias décadas, quien dijo: “Somos demasiado pobres como para darnos el lujo de no invertir en ciencia y tecnología”. Y agregó: “El problema de Brasil es su gran desigualdad y la estructura económica que arrastra desde la época de la esclavitud. La economía brasileña en el mundo colonial era la que mas dependía del trabajo esclavo, que es un trabajo extractivista. Esa estructura sigue presente, en menor medida, en la actualidad. Es una decisión política cambiar esa forma de pensar el país”.
Una noticia que podría ser considerada positiva es que, a partir del año que viene la fusión de ministerios realizada por Temer volverá a dividirse en dos, aunque esto no necesariamente garantizará un mayor presupuesto. El nuevo ministro será el ingeniero aeronáutico y astronauta Marcos Pontes, teniente coronel de la Fuerza Aérea Brasileña hasta 1998, cuando fue seleccionado para trabajar en la NASA. “Su perfil indica que no es una persona que conviva con el mundo de la investigación científica, con lo cual hay dudas sobre lo que pueda ser su trabajo como ministro. Muchos opinan que hasta dentro del ámbito militar había opciones mejores. Por ahora es una gran incógnita lo que hará”, opinó Kandus.
Mientras tanto, el futuro ministro ya empezó a revelar algunas pistas para resolver la incógnita. En una conferencia en Manaos, el pasado 31 de octubre, Pontes dijo que “siguiendo el ejemplo del juramento que hizo en la Academia de la Fuerza Aérea, combatirá a los enemigos, tanto externos como internos, con el mismo sacrificio de vida”. Resta ver a quiénes considera Ponte como sus enemigos y cuál será el impacto de la nueva política en la comunidad científica brasileña.
22 nov 2018
Temas: América Latina, Brasil, Inversión en ciencia y tecnología, Política científica y tecnológica