Para la física médica, la existencia de una red de proveedores nacionales permite proyectos económicamente viables, impulsa la generación de conocimiento y contribuye a superar la dependencia tecnológica.
Agencia TSS – “La industria nuclear debe ser una industria industrializante”, pregonaba el tecnólogo Jorge Sábato recién comenzados los años ‘60. Por esos tiempos, el Estado encaraba un proceso de industrialización que apostaría por la energía atómica para acrecentar su generación de electricidad. Con el correr de los años, los usos de la tecnología nuclear se fueron diversificando hacia aplicaciones médicas, agroalimentarias y medioambientales, entre otras, así como también fue aumentando su poder de tracción sobre otras industrias.
De esta manera, la apuesta de organismos públicos como la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la sociedad del Estado INVAP, por el desarrollo de estas tecnologías estratégicas para la Argentina, se apoya también en sectores menos sofisticados, de menor escala y que suelen pasar más desapercibidos, pero que sin embargo son parte fundamental de los eslabones productivos: los proveedores locales que permiten que estas iniciativas sean viables económicamente y profundicen la autonomía tecnológica.

fraccionadora, provista por una empresa metalúrgica local.
La física médica es uno de los desprendimientos de la energía nuclear y se basa en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades mediante el empleo de pequeñas cantidades de radiofármacos. Este tipo de terapias no son invasivas, detectan precozmente enfermedades y permiten tratar enfermedades como el cáncer. Desde hace aproximadamente cinco años, la Argentina se ha establecido a nivel mundial como productor y exportador de radioisótopos, elemento fundamental para el diagnóstico de patologías, la aplicación de tratamientos con radiaciones, ensayos de materiales, esterilización de prótesis y la irradiación de alimentos, entre otras aplicaciones.
Pero su manipulación para la investigación y aplicación implica una multiplicidad de requerimientos de seguridad en las instalaciones, que hoy pueden ser provistos por empresas metalúrgicas locales con una importante experiencia en la temática. “Nuestra especialidad es diseñar y fabricar todo lo necesario para proteger al técnico dentro de un cuarto caliente (ambiente en donde se deposita y fracciona el material radiactivo). Gracias al conocimiento de nuestros técnicos hemos logrado una importante optimización de la protección sin grandes inversiones”, explica Aidor Marchettini, técnico en medicina nuclear de la empresa metalmecánica Servicios y Servicios.
La seguridad radiológica y nuclear tiene como objetivo proteger a los trabajadores, la población y el medio ambiente de los efectos nocivos de las radiaciones ionizantes, mediante el diseño y operación segura de las instalaciones nucleares y radiactivas. Con ese fin, la Autoridad Regulatoria Nuclear establece normas de control, fiscalización, prevención y corrección frente a potenciales emergencias radiológicas.

En la Argentina se producen jeringas y porta-jeringas blindadas para el transporte de las actividades inyectadas, pantallas de ladrillo para el fraccionamiento de material radiactivo con visores de vidrio plomado y recipientes blindados para el almacenamiento de material radiactivo, entre otros productos. Otra de las problemáticas atendidas por la industria nacional es la del tratamiento de residuos, para lo cual se fabrican distintos búnkeres para descarte y decaimiento.
“En este momento no hay motivo para importar elementos de protección para un cuarto caliente, debido a que no sólo cubrimos las necesidades, sino que entendemos que hemos logrado mejoras sobre lo existente”, subraya Marchettini, quien agrega que el valor de los productos realizados en el exterior triplica los precios de los nacionales. Además, tanto los componentes como los insumos, incluido el plomo, predominante en la producción, también son de origen local.
Estos proveedores, además de abastecer a organismos como CONICET, CNEA, centros médicos, hospitales, institutos de investigación y universidades, también exportan productos a Chile, Uruguay y Perú. Incluso, uno de los reactores exportados recientemente por INVAP incluyó unas mangas de protección para manipulación fabricadas por Servicios y Servicios.
02 jun 2014
Temas: Dependencia tecnológica, Energía nuclear, Física médica, Sustitución de importaciones