De blisters de descarte a jeringas nacionales

Dos miembros de la Universidad Nacional de San Martín se han asociado para producir jeringas para uso médico a partir del reciclado de material de descarte de la industria de medicamentos.

 
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Agencia TSS – “Como soy responsable administrativo de proyectos para tres FONARSEC conozco las herramientas de financiamiento que tiene la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica. Tenía todas las herramientas pero  no tenía la idea. Por eso hace algo más de tres años se lo comento a mis amigos y uno me dijo ‘yo tengo una buena idea’”, explica a TSS Gastón Comesaña, uno de los emprendedores. Ese amigo era Rodrigo Sánchez Castellano, quien sabía que en Brasil se usaba el descarte de PVC virgen de la industria de los medicamentos para producir pallets, lo cual supone usar un material expuesto a numerosos y estrictos controles en un producto de poca complejidad.

Cuando se hace el envasado de los medicamentos en los llamados blisters, se hace un recorte de material que no tiene ningún contacto con drogas ni contaminantes. Es un PVC virgen de altísima calidad y, por regulaciones de la industria de la salud, debe cumplir con normas muy estrictas de pureza. Es un residuo grado 1, es decir que se biodegrada en 1000 años, por lo que las regulaciones de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) obligan a que los laboratorios lo destruyan. Comesaña y Sánchez Castellano quieren recuperar este material para usarlo en la fabricación de jeringas.

El PVC virgen de los blisters, el cual se reciclara para la fabricación de las jeringas, es de altísima calidad y,
por regulaciones de la industria de la salud, debe cumplir con normas muy estrictas de pureza.

En el país hay cerca de 3600 laboratorios que se ven obligados a pagarles a otras empresas que retiran estos recortes y lo destruyen, “nosotros gentil y gratuitamente se los podríamos retirar para desarrollar el prototipo y el día de mañana firmar acuerdos a largo plazo”, dice Comesaña.

El proceso consiste en recibir el recorte de PVC, lavarlo, hacer los pellets de PVC y el producto depositarlo directamente en la máquina inyectora de plástico. Una vez creado el cuerpo y el émbolo de la jeringa, se le imprime la graduación en mililitros y se empaca y esteriliza el conjunto. La jeringa tendrá una doble traba de seguridad que la hace autodescartable con responsabilidad del usuario, esto quiere decir que luego de usada el usuario puede llevar el émbolo a su posición final, lo que bloquea la jeringa e impide que se la vuelva a usar. Además, el émbolo será todo de una sola pieza, no tendrá tapón de goma, ya que éste necesita una pequeña cantidad de aceite que haría que ese tipo de jeringas no fueran aptas para ciertas investigaciones o estudios de cromatografía. “Son las innovaciones que queremos dar al producto terminado para que sea de altísima calidad. Queremos competir con ese mercado que hoy es pura importación”, explica Comesaña. Se pretende tener un producto que sea innovador en su proceso de fabricación, pero también en el producto final.

Hoy en día se están importando unas 750 millones de jeringas por año, lo que representa el 80% del mercado. El otro 20% se fabrica en el país, pero la tecnología usada para producirlas hace que su calidad no las haga aptas para algunos usos.

Rodrigo Sánchez Castellano y Gastón Comesaña, los desarrolladores del emprendimiento, cuentan con un subsidio
Empretecno de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (ANPCyT)

El desarrollo de las primeras fases de la idea se hizo gracias a la asistencia del programa BA Innova Tec de la provincia de Buenos Aires. Hoy cuentan con un subsidio Empretecno de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (ANPCyT) de $1.640.000, gracias al cual se ha comprado toda la maquinaria especializada y se están realizando todas las validaciones para el desarrollo del producto. La intención es realizarlo dentro de la Universidad o en una sede cercana, ya que ésta es socia en el proyecto, explica Comesaña, y agrega: “El Empretecno establece que cuando termina el proyecto la Universidad cede todo el equipamiento y los emprendedores tenemos la obligación de constituir una empresa de base tecnológica formal, una SA o una SRL”.

Para comprar las máquinas necesarias se hizo una licitación pública internacional. Con este fin los emprendedores estuvieron alrededor de un mes viajando por China, para reunirse con los fabricantes de las maquinarias y buscando precios y condiciones convenientes. Se espera que las máquinas lleguen al país en dos meses. Además se han hecho contactos con laboratorios que les darán los sobrantes de bobinas de PVC virgen para que se empiecen a hacer los prototipos. Se estima que antes de fin de año podrían estar produciendo unos 2 millones de jeringas por mes.

Es la primera vez que un no docente de la UNSAM aplica a un subsidio de FONARSEC. Hasta ahora se trataba de una actividad reservada a los investigadores.