Un telescopio construido por científicos de la Universidad Nacional de La Plata se instalará en La Rioja con fines educativos y recreativos. También planean fabricar uno más grande para actividades académicas.
Agencia TSS – ¿Se puede privatizar la forma de mirar el cielo en detalle? Parece que en la Argentina de los ’90 se pudo. Al igual que con otras disciplinas, la astronomía sufrió los embates de las concesiones desmedidas y la ausencia del Estado. Así lo considera el astrónomo Luis Martorelli, vicedecano de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y director del Laboratorio de Óptica de esa institución: “El país tuvo cinco laboratorios de óptica muy grandes, ubicados en la UBA, la Base Naval de Puerto Belgrano y en las Universidades Nacionales de Córdoba, Rosario y La Plata. De esos cinco, desaparecieron cuatro y el único que quedó fue el de la UNLP. Eso fue terrible, porque ahora la Argentina tiene muy poquita óptica”.
A pesar de los contratiempos, a comienzos de los ‘90 el Laboratorio de Óptica, Calibración y Ensayo (LOCE) de la UNLP instaló un telescopio en su residencia de descanso Samay Huasi, situada en Chilecito, La Rioja, con fines educativos y recreativos para las escuelas de la zona y la comunidad en general. El telescopio, que había sido construido en Francia más de 70 años atrás, se utilizó apenas un año. Quedó abandonado y, debido al mal uso, se terminó rompiendo.
Por eso, hace tres años, integrantes de la Asociación de Trabajadores de la UNLP le propusieron a Martorelli el desafío de repararlo. “El problema era que una de las lentes más importantes del objetivo estaba rota y, como era un telescopio antiguo, comprar la materia prima para reemplazar esa lente salía más caro que comprar un telescopio”, cuenta el científico.
Así, decidieron fabricar uno 100 por ciento nacional, aprovechando la experiencia del LOCE. “De hecho, hicimos dos. Uno es el que vamos a llevar ahora a Samay Huasi. Es un telescopio reflector newtoniano de 210 milímetros de diámetro con montura ecuatorial, movido por relojería. El instrumento tiene una interesante capacidad de observación de objetos celestes como planetas, lunas y estrellas”, explica Martorelli. “El otro es mucho más grande, de 250 milímetros de diámetro, y la idea es utilizarlo para investigaciones semi-científicas con nuestros alumnos y la propia comunidad. Éste va a ser instalado dentro de un año y medio”, agrega. Tanto las ópticas como sus partes mecánicas, la pintura del tubo y el aluminizado de las superficies reflectoras fueron íntegramente realizadas por los científicos del LOCE y con materiales locales.
Otra diferencia con el telescopio anterior es que, en vez de ser refractor –el modelo clásico que utiliza una lente en el extremo superior y otra en el extremo inferior-, éste es reflector. “El reflector es un telescopio que utiliza espejos y no lentes. Es muy complicado hacerlos, pero el Laboratorio se especializa en estas cuestiones y la calidad óptica conseguida es excelente”, se enorgullece.
Pero el proyecto del LOCE no termina con la instalación de los dos telescopios, sino que contempla otras tres importantes iniciativas para Samay Huasi. Una es la instalación de una estación meteorológica automatizada, que permitirá detectar y analizar variables climáticas que tengan efecto en las aplicaciones agropecuarias locales. “La idea es tener un complejo de extensión y difusión de las ciencias de la Tierra y del espacio. Tener una estación meteorológica automatizada con todos los componentes básicos para que un chico de escuela, y la sociedad en general, se acerquen y puedan ver cómo se determinan las variables climatológicas”, indica Martorelli, que espera finalizar el proyecto a principios del año que viene.
Otro objetivo es instalar un sistema de secadero solar para frutas y verduras, también desarrollado por el LOCE, que parte de la otra área en la que trabaja el equipo: energía solar de alta concentración. “Observamos que las comunidades de la zona necesitan que ciertas frutas y hortalizas se sequen bajo determinadas condiciones de humedad y temperatura. Son equipos pequeños, prototipos no más grandes que una mesa. Pero la idea es volcarlos a la comunidad para ver si podemos desarrollar un proyecto más grande. Esperamos terminar el primero para agosto”, estima el director del LOCE.
La tercera iniciativa que acompaña la instalación de los telescopios es el montaje de una estación de estudio de radiación solar directa y de rayos ultravioletas. “En el país tenemos muy pocas estaciones que miden la cantidad de radiación que llega al piso. Esto es fundamental, porque una vez que se cuenta con estadísticas de radiación solar se puede proyectar qué tecnologías de aprovechamiento de la energía solar son factibles de instalar en la zona. Sobre todo porque hay comunidades que están apartadas y no tienen acceso a otras fuentes de energía. La idea es que estos equipos lleguen a esos lugares”, concluye Martorelli.
21 may 2015
Temas: Astronomía, Energía solar, La Rioja, LOCE, Óptica, UNLP