Pequeño gran desafío

Entre 2003 y 2011, el déficit en la balanza de pagos en electrónica subió un 421 por ciento. El Centro de Micro y Nano Electrónica del Bicentenario busca capacidades locales para asociarse y sustituir importaciones. Por Nadia Luna

Nadia Luna  
__

Agencia TSS –  Dicen que lo bueno viene en frasco chico. En el ámbito de la electrónica, se podría agregar que el “frasco” tiende a ser cada vez más diminuto. Pero, en proporción inversa al tamaño, las ventajas aumentan: los dispositivos son más veloces, baratos, potentes y confiables. La aplicación de circuitos integrados o chips ofrece mejoras en áreas diversas como salud, medio ambiente, energía y comunicaciones. Debido a su multiplicidad de aplicaciones, la microelectrónica está entre las denominadas “industria de industrias”.

Para fomentar la producción local en el área, el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) creó el Centro de Investigación y Desarrollo en Micro y Nano Electrónica del Bicentenario (CMNB), que actualmente tiene dos sedes: una en el Parque Tecnológico Miguelete del INTI (San Martín); y otra más reciente en Bahía Blanca, donde se encuentra la Universidad Nacional del Sur (UNS), que trabaja en conjunto con el INTI en el área de electrónica desde hace siete años.

Se trata de un consorcio público-privado, cuyos socios fundadores son el INTI y el Ministerio de Industria. En tanto, entre los socios promotores y los adherentes se incluyen cámaras de empresas industriales, fundaciones, universidades y empresas del sector.

“La microelectrónica es totalmente transversal. Tener desarrollos nacionales implica una independencia tecnológica. La Argentina importa muchos componentes microelectrónicos. Si tenemos los recursos humanos para producir propiedad intelectual, conocimiento y valor agregado, ¿por qué tenemos que importar?”, se pregunta Liliana Fraigi, doctora en Electrónica y directora del CMNB, en diálogo con TSS.

La dependencia tecnológica a la que se refiere Fraigi se refleja en el déficit creciente de la balanza de pagos en el área de electrónica: en 2003 fue de 1.900 millones de dólares; mientras que en 2011, aumentó a 8.000 millones, es decir, se gastó 421 por ciento más.

La sede de Bahía Blanca estará más abocada al diseño de circuitos integrados que se utilizan en segmentos como telefonía celular, televisores inteligentes y notebooks. En tanto, en Miguelete se realizará la caracterización y ensayo de dispositivos microelectrónicos y microelectromecánicos (MEMS), aprovechando la “sala limpia” del INTI (ver recuadro), un espacio destinado a investigación y desarrollo al servicio de la industria. De todos modos, ambas sedes trabajan de manera coordinada.

Según Fraigi, el diseño tiene un valor agregado muy alto en los dispositivos microelectrónicos, equivalente a dos tercios del valor del producto final. Esto no sucede con otras industrias, como la automotriz o de construcción. “Tenemos que darle valor a lo que tenemos nosotros e importar lo que no tiene valor. De esta manera, también estaremos evitando que se vayan los recursos humanos”, sostiene y apunta que el objetivo a largo plazo es exportar desarrollos.

Además de obtener una mejora en la calidad del producto a través de la microelectrónica, el ingeniero Alex Lozano, coordinador de Sistemas y Circuitos Integrados del CMNB, destaca la importancia de recuperar la capacidad de elegir. “Queremos desarrollar una actividad que históricamente fue relegada a nivel nacional, para poder dialogar de igual a igual con las empresas extranjeras a la hora de definir qué se debe importar y qué se puede hacer a nivel local. De otra forma, nos estamos limitando a comprar lo que nos ofrecen”, explica.

Macro desafíos

Si bien el CMNB acaba de inaugurarse, Fraigi y Lozano vienen trabajando desde hace más de una década en el área, dentro del Centro INTI Electrónica e Informática. “Empezamos a través de un proyecto con la Unión Europea, con profesionales que se capacitaron en el exterior y trabajaron en las primeras instituciones de microelectrónica de ese continente. Después vino la crisis. El crecimiento fue más lento pero seguimos, siempre con la idea de que la microelectrónica era una barrera tecnológica que debía superarse”, relata la ingeniera.

Liliana Fraigi, directora del CMNB

Así, el camino recorrido por el equipo de especialistas derivó en la creación del CMNB. Entre los recursos humanos, muchos provenientes de la UNS, se cuentan ingenieros, químicos y físicos. Al respecto, Fraigi señala la importancia de que los ingenieros incorporen la necesidad de hacer un doctorado, una tendencia que recién está despertando en los últimos años.

“El ingeniero tiene una mirada de resolución de problemas. Hacer un doctorado es sumar una mirada científica-tecnológica distinta. Tratar de encontrar soluciones innovadoras pero con una disciplina metodológica que en la carrera de ingeniería no tuvimos”, indica Fraigi, al tiempo que reconoce que las dificultades de llevar a cabo ese cambio de enfoque.

Entre los desafíos a encarar en el flamante CMNB, la especialista remarca el objetivo de desarrollar un sistema en un chip (SOC, por sus siglas en inglés), un circuito integrado multifunción de alta complejidad vinculado a lo multimedial que pueda ser utilizado en televisores inteligentes, computadoras portables y telefonía celular. “Es un gran desafío y tiene que desarrollarse en un tiempo corto, de alrededor de dos años, y tiene su costo. Pero hacia allá vamos”, concluye.

[box] ¿Qué es una sala limpia?

Es un recinto destinado a la investigación y desarrollo especialmente acondicionado para que haya bajos niveles de contaminación requeridos en desarrollos de electrónica y para la industria espacial, entre otros. Para esto, se controlan distintos parámetros ambientales, como la concentración de partículas en el aire, la temperatura, la humedad y la presión. Por su parte, el personal que trabaja dentro de la sala debe usar trajes especiales para no generar partículas ni llevar contaminantes del exterior. La sala limpia del INTI comprende 72 metros cuadrados y fue construida con la participación de empresas locales. Su función es producir prototipos micro y nano electrónicos de alto valor agregado, para lo que cuenta con un equipamiento de evaluación y prueba de componentes único en la Argentina. [/box]