¿Cuál es el rol de los gobiernos latinoamericanos en la difusión de la cultura científica? ¿A qué instrumentos recurren? Esas fueron las preguntas que motivaron un estudio sobre los esfuerzos de cada país en la popularización de la ciencia.
Agencia TSS – “El desarrollo de una cultura científica está en un proceso de consolidación en América Latina. Habrá cambios en los países, pero durante los últimos años ha quedado claro que es importante generar esta cultura para poder darle soporte al resto de la políticas”, destaca Ernesto Fernández Polcuch, jefe de Política Científica de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) a nivel global, quien, junto con sus colegas Alessandro Bello y Luisa Massarani, estuvo a cargo de realizar un análisis comparativo de políticas públicas en América Latina destinadas a desarrollar la cultura científica en los ciudadanos.
El relevamiento incluye datos de 14 países de la región y va más allá de los indicadores que usualmente se utilizan para medir el nivel de desarrollo científico en un país, como la inversión en investigación y desarrollo (I+D) y la proporción de investigadores sobre el total de la población. El estudio fue elaborado por la UNESCO, su Oficina Regional de Ciencias para América Latina y el Caribe, la Red de Popularización de la Ciencia y la Tecnología en América Latina y el Caribe (RedPOP) y el Laboratorio Tecnológico de Uruguay (LATU).
“Queríamos entender qué rol cumplía la cultura científica dentro del conjunto de políticas de ciencia y tecnología”, afirma Fernández Polcuch, que, cuando coordinaba la realización de este documento –denominado Políticas públicas e instrumentos para el desarrollo de la cultura científica en América Latina–, se desempeñaba como especialista de política científica para América Latina y el Caribe de la UNESCO.
“Había poco análisis acerca del rol del Estado en la divulgación de la ciencia, así como de en qué medida este tema era una prioridad para los gobiernos”, explica el especialista y aclara que no evaluaron los distintos tipos de instrumentos que se están implementando, sino que elaboraron una guía y una clasificación de ellos para “llamar la atención” de quienes toman decisiones políticas en el área de ciencia y tecnología.
El informe divide a los instrumentos en categorías de actividades, como capacitaciones, premios y convocatorias, medios masivos, museos y centros científicos y tecnológicos. Del análisis se desprende que los instrumentos más utilizados para llevar a cabo actividades de desarrollo de la cultura científica son “concursos y premios” (33 %) y “ferias de ciencia” (17 %), que, en total, constituyen la mitad de los instrumentos empleados. Otros de los más utilizados son las “capacitaciones” (15 %) y los “servicios de información” (10 %).
Al respecto, Fernández Polcuch advierte que sería importante profundizar en acciones educativas, en particular desde los niveles iniciales, ya que, como destacó el especialista, “es el otro gran pilar sobre el que tenemos que operar las sociedades latinoamericanas para que esta apuesta de inversión en ciencia y tecnología, que se está haciendo en muchos países, tenga un futuro real. Sin una buena base educativa en términos de ciencia, que no solo genere vocaciones, sino también una forma de pensar que permita abordar la ciencia de una manera distinta y que ayude como método en la toma de decisiones, se corre el riesgo de que todo ese esfuerzo se convierta en un sueño irrealizable”, advierte Fernández Polcuch.
La huella científica: un indicador de políticas
De acuerdo con los resultados de este relevamiento, los países que han puesto en marcha el mayor número de instrumentos de política para el fortalecimiento de la cultura científica en América Latina son los que tienen niveles más altos de inversión en I+D (como porcentaje del gasto público) y cuentan con una tradición científica y tecnológica más fuerte: la Argentina, Brasil y México.
Para desarrollar el análisis de cada país y lograr más precisión en la recolección de datos, los autores contaron con el apoyo de alrededor de 20 especialistas en cada uno de ellos. Así, desarrollaron lo que denominaron “huella científica”: una metodología cuali-cuantitativa pensada específicamente para este informe, que se basa en los datos incluidos en SPIN (la plataforma de información sobre política científica para América Latina y el Caribe de UNESCO), así como en otras fuentes de documentación oficial de cada lugar.
“Fue uno de los desafíos que enfrentamos”, reconoce Fernández Polcuch y recuerda que necesitaban contar con indicadores de políticas, “que, en algún sentido, también son indicadores de procesos porque se refieren a las políticas que ponen en marcha los países”. Así, llegaron a estas “huellas”, que no buscan medir el éxito de los distintos instrumentos, sino mostrar las intenciones manifiestas de los países con respecto a la cultura científica. “Es novedosa y esperamos que esto sirva como mecanismo de cooperación entre los organismos de ciencia y tecnología de América Latina, para que cada uno pueda desarrollar más y mejores políticas”, destaca el autor del estudio.
Con esta metodología, por ejemplo, lograron detectar que, en los países integrantes del Mercosur –excepto Paraguay– y en Chile, hay niveles altos de desarrollo de cultura científica. En un extremo, la Argentina y Brasil aparecen como los que han alcanzado el mayor nivel en este aspecto. Chile y Uruguay presentan niveles similares de desarrollo de cultura científica, pero con diferencias en las áreas más desarrolladas.
“Nos llamó la atención Brasil porque sabemos que son muy activos y cuentan con uno de las áreas de popularización de la ciencia más importantes de la región, en el seno de lo que era el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación. Sin embargo, no tienen un plan nacional específico de divulgación de la ciencia ni un documento de alto nivel al respecto”, dice Fernández Polcuch.
En cuanto a la Argentina, el especialista destacó la amplia variedad de mecanismos e inversiones en acciones de popularización de la ciencia que se pusieron en marcha durante los últimos años, aunque aclaró que, al igual que en Brasil, “tampoco están tan anclados a nivel de políticas”. El especialista concluyó: “Creo que hay que seguir investigando sobre estos temas más en detalle para empezar a ver cuál es el impacto y los resultados de estos programas”.
02 jun 2016
Temas: América Latina, Cultura científica, Divulgación, Encuestas, tecnología y sociedad, UNESCO