Mandioca contra los microplásticos

Investigadores de la Universidad Nacional de Misiones y el CONICET, en conjunto con una empresa, buscan aprovechar el cultivo de mandioca para reemplazar a los derivados del petróleo con bioplásticos, lo que implicaría menor impacto ambiental y una oportunidad para los productores.

Por Matías Alonso  
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Agencia TSS – La eliminación de plásticos de un solo uso es una prioridad en todo el mundo porque generan residuos que se acumulan en tierra y océano, y se convierten en microplásticos que afectan a la vida en el planeta. El cambio de costumbres respecto del uso de plásticos es lento e incómodo y por eso una opción es cambiar aquellos que son derivados del petróleo por los llamados bioplásticos.

Estos últimos son elementos que se ven y se sienten iguales a los que conocemos de toda la vida pero están hechos con materias primas naturales y son biodegradables. En mucha jurisdicciones de la Argentina se ha prohibido la entrega de bolsas plásticas en los supermercados o se ha prohibido que se usen derivados del petróleo para producirlas. También está prohibido usar plásticos de un solo uso en Parques Nacionales y muchos países del mundo han limitado su venta.

En Misiones, el cultivo de mandioca ha ido cobrando mayor importancia no solo por sus cualidades como alimento, sino tambień por sus propiedades. Un grupo de investigadores descubrió que su almidón puede ser la base para fabricar envases plásticos biodegradables. También hay en esa provincia una industria forestal muy importante que descarta grandes cantidades de aserrín de pino que se usa para la fabricación de bioplásticos.

El proyecto surgió como parte de una tesis posdoctoral de Pamela Cuenca en la Universidad Nacional de Misiones.

Simultáneamente la dirección de la empresa fabricante de envases Plastimi se acercó a investigadores del Instituto de Materiales de Misiones porque tenía la inquietud de reemplazar un insumo que importaban de Europa: un derivado del maíz para la producción de bioplásticos. Juntos, presentaron un proyecto para financiarlo en la convocatoria PICT 2021 del exMINCYT (hoy en día cancelados por la actual gestión de ciencia y tecnología del Gobierno), gracias al que se pudo comprar el equipo para hacer pellets y extrusados en escala piloto. El proyecto surgió como parte de una tesis posdoctoral de Pamela Cuenca en la Universidad Nacional de Misiones.

La líder del proyecto, e investigadora del CONICET, María Cristina Area, explicó a TSS: “Se eligió la mandioca porque la provincia de Misiones es productora y tiene un uso bastante limitado, por lo que poder industrializarlo sería una gran salida para los pequeños productores”.

La mandioca es una producción exclusivamente tropical que se puede encontrar en África, sudeste asiático, Brasil y Paraguay. En nuestro país, el 90% de la superficie cultivada se encuentra en la provincia de Misiones. Generalmente, los productores usan el cultivo para autoconsumo y tienen producciones muy pequeñas. Su procesamiento industrial para aprovechar el almidón y la harina se hace en cooperativas y empresas familiares. Solo el 30% de la producción es volcado a la industria, adonde se le da uso en alimentación y producción de celulosa aunque en muy baja medida.

Gracias a un PICT 2021 se pudo comprar el equipo para hacer pellets y extrusados en escala piloto.

Argentina no exporta mandioca pero importa en bajas cantidades. Encontrar un uso comercial industrial podría ayudar a mejorar la producción y la vida de los productores artesanales de la provincia. “Es destacable que este convenio público-privado será muy importante para la provincia ya que puede valorizar productos regionales como la mandioca y el aserrín de pino, que también se usa en este proceso, y podría beneficiar a muchas empresas y mejorar la economía de la región”, le dijo Area a TSS.

El producto que se busca desarrollar es un plástico biobasado derivado de la mandioca y la madera y es biodegradable porque ambos productos son parte de la naturaleza. Tiene características de resistencia y flexibilidad que son muy importantes para la industria.

Ya se han hecho las pruebas de laboratorio para la producción de pellets pero todavía no se pudo hacer extrusado a escala laboratorio por no encontrar una máquina correcta, por lo que se deberá hacer directamente en la escala piloto. Hoy se está avanzando en la instalación de la planta piloto y en las próximas semanas empezaría a producir para hacer las pruebas. “Es parte de un convenio entre el CONICET y la empresa, por lo que todo lo que surja de ahí tiene que ser acordado entre ambos y el Instituto de Materiales de Misiones, que es de doble dependencia entre el CONICET y la Universidad Nacional de Misiones”, explicó Area.

La instalación de los equipos, que fue muy costosa y complicada, fue financiada con fondos propios de la empresa como parte de este convenio. Ahora, resta una extensa etapa de pruebas para la optimización del proceso, que será encarada en conjunto por los investigadores y empresarios. En el proyecto también colaboran el Grupo de Preservación y Envases GPE, y el Programa de Celulosa y Papel PROCYP de la UNM.


05 dic 2025

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